Hay un montón de cosas que los simpáticos insectos pueden decirle a un forense sobre la escena de un crimen. Pero, ¿pueden llegar a trazar los movimientos de un asesino? Hay casos que sí. Los saltamontes parecen todos iguales para el ojo inexperto, pero para un entomólogo son tan distintos como los acentos regionales. Hay muchas especies diferentes y varían de un lugar a otro. Cualquier saltamontes o insecto encontrado fuera de su hábitat común, está claro que tuvo que haber sido dejado allí a propósito.

Esto es lo que le ocurrió a un hombre acusado de asesinato. El FBI rastreó al hombre a Ohio, donde el malo, alquiló un coche. Afirmó que él se había quedado en Ohio, pero la policía sospechaba que se había desplazado hasta California. Aunque no tenían ninguna manera de demostrar que había conducido una larga distancia con el coche y todas las pruebas le exculpaban, alguien tuvo la brillante idea de fijarse en los pequeños ‘errores’ salpicados en el parabrisas del coche.

La Universidad de California en Davis contrató a un entomólogo para encontrar los fragmentos de estos insectos. Después de identificar cubiertas laterales, antenitas y pequeñas patas, éste fue capaz de demostrar que sin duda había viajado hasta el citado estado federado de los EEUU. Un saltamontes californiano y una avispa que sólo se encuentra en California se encontraron en el parabrisas del coche. El hombre fue declarado culpable de asesinato y la entomología forense anotó una victoria más.

* Publicado en Quonectados nº 219

Redacción QUO