Aquí tenemos dos esqueletos de tiranosaurio rex copulando, y al ver dicha imagen es imposible evitar preguntarse: ¿cómo era la vida sexual de estos colosos prehistóricos? Si tenemos en cuenta que cada uno pesaba diez toneladas y que sus bocas estaban llenas de dientes afilados de veinte centímetros de longitud, es fácil imaginar que un acoplamiento salvaje entre dos de estas criaturas podría asemejarse al choque entre dos camiones, o que un apasionado mordisco en el cuello significaría la muerte de la pareja. Pero algunos especialistas, como Bruce M. Rothschild, paleontólogo de la Universidad de Ohio, creen que el sexo entre estos animales debía ser una operación lenta y costosa. “Casi tan delicada como acoplar la Soyuz y la Mir”, explica. La ciencia ha comenzado recientemente a interesarse por cómo se apareaban los dinosaurios. ¿Eran capaces de hacerlo erguidos? Y se quiere resolver el mayor misterio de todos: ¿tenían pene los machos de esta especie?

Redacción QUO