Howell utilizó dos juguetes para ilustrar este experimento: un helicóptero y un camión de bomberos. El helicóptero lo situó en primer término, entre dos tanques en forma de L llenos de agua, y el camión de bomberos detrás del segundo tanque. El efecto producido es que parte del helicóptero desaparece.

El secreto de este ingenioso truco se basa en la llamada ley de Snell, según la cual se puede calcular el ángulo de refracción de la luz al atravesar la superficie de separación entre dos medios con un índice de refracción distinto (aire y agua, en el caso de nuestro experimento).

Los dos tanques de plexiglás que usó Howell tenían forma de “L” (ángulo recto), su anchura era de 20 cm, y colocó el uno frente al otro en posición inversa (como lo están los símbolos “>” y “<”). Tal y como se observa en el esquema que ilustra el experimento, la luz se mueve transversalmente cuando atraviesa el agua en el primer tanque, y al salir de este prosigue en la misma dirección, pero dejando un área oculta entre ambos tanques. Cuando la luz llega al segundo, vuelve a experimentar el movimiento transversal. Y al salir por el otro lado del segundo tanque, tendrá de nuevo la misma dirección que al impactar con el primero; y ya no mostrará desplazamiento, con lo cual no se creará ninguna “zona oculta”.

Así, la parte del helicóptero que queda por debajo del nivel del agua entre los tanques desaparece, mientras que el resto, que está por encima del nivel del agua, continúa visible. Además, el frontal del camión de bomberos, que se encuentra situado detrás del segundo tanque, donde la luz ya ha recuperado su dirección inicial, es perfectamente visible.

Redacción QUO