Si todo sale según lo previsto, a las 20.15 (hora peninsular) del viernes 12 de octubre, una nave Soyuz despegará del Puerto Espacial Europeo en Kouruou (Guayana Francesa). Su misión: poner en órbita dos nuevos satélites que formarán parte de Galileo, el sistema de global de navegación por satélite europeo. Se reunirán con los dos primeros, lanzados en octubre de 2011, para completar la fase inicial de un proyecto que prevé un total de 30 satélites hasta 2018.

Tras el despegue, y una vez separada del Soyuz, los propulsores del resto de la carga se separarán a unos diez minutos de vuelo y caerán al mar, donde se llenarán de agua y se hundirán, para no interferir con la navegación marítima. Los dos satélites, unidos a un módulo llamado Fregat, girarán en vuelo balístico durante otras tres horas, hasta alcanzar su órbita definitiva a 23.222 kilómetros sobre la Tierra. Entonces se separarán mediante pirotecnia y el módulo Fregat se desviará hasta una llamada órbita cementerio, donde se minimice el riesgo de colisiones con otros objetos en órbita. Se espera recibir la primera señal poco después de las medianoche.

Con los cuatro satélites iniciales se comprobará el funcionamiento del sistema de validación en órbita (IOV), al que seguirá otra fase, con otros 22 satélites, para verificar toda la cadena de emisión de mensajes, que incluye también las infraestructuras en tierra: dos centros de control (en Alemania e Italia), 10 estaciones de sensores, dos de telemetría y otras dos de conexión.

Los dos dispuestos ya en el Puerto Espacial llevan a bordo como importante innovación una antena destinada a las misiones de salvamento y rescate. Con ellas se detectarán balizas lanzadas desde, por ejemplo, barcos en apuros. Este servicio detectará la alarma antes que el GPS y con mayor precisión en el posicionamiento y, como novedad, también notificará que la ayuda está en camino.

Hasta ahora, Estados Unidos permite el uso gratuito de su sistema GPS, desarrollado como instrumento militar, aunque sin comprometerse a garantizar por contrato la calidad, ni la duración de su servicio. Por eso es de vital importancia para Europa contar con un sistema propio e independiente, que además se podrá utilizar de manera simultánea y compatible con el GPS americano y el GLONASS ruso, los dos que están operativos en la actualidad.

Para el usuario de a pie, el sistema europeo supone una mayor cobertura, sin interrupciones y una precisión que pasará de los metros a los centímetros. Gracias a él, podrán desarrollarse aplicaciones que podrían permitir, por ejemplo, sistemas de aparcamiento a ciegas o excavadoras sin conductor en terrenos peligrosos.

El lanzamiento podrá verse en directo desde la página de la ESA

Pilar Gil Villar