Son jóvenes, sobresalientes, trabajadoras y con grandes posibilidades de contribuir al bienestar de toda la sociedad. Las cinco ganadoras de los Premios L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” recibieron ayer sus galardones en una ceremonia presentada por la periodista Rosa María Calaf en Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla durante el XXII Congreso Internacional de la Union de Internacional de Bioquímica y Biología Molecular. Cada una de las becas de 15.000 euros está destinada a apoyar un proyecto de investigación dirigido por una científica española de menos de 40 años.

Sus candidaturas resultaron elegidas entre las 200 presentadas a esta séptima edición de los premios tras un proceso que se desarrolla en tres fases. En la primera, a cargo de un comité científico, se realiza una primera selección, que se remite a la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP). Una vez calificadas por esta, un jurado científico se encarga de adjudicar las becas a las cinco ganadoras. En esta ocasión el jurado estuvo compuesto por las investigadoras Margarita Salas (doctora en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa), María Blasco (directora del CNIO) y Celia Sánchez-Ramos (fundadora el laboratorio de neuro-computación y neuro-robótica de la Universidad Complutense de Madrid).

Durante su intervención en el acto, el presidente de L’Oréal España, François-Xavier Fenart, destacó la necesidad de estas becas en el momento actual “ya que van destinadas a apoyar precisamente los proyectos de investigación de científicas brillantes que han vuelto a España y necesitan financiación”. Esta necesidad de contar con apoyo institucional y financiero fue también expresada por todas ellas, junto a su agradecimiento por la concesión del premio y los respaldos recibidos para el desarrollo de una profesión que manifestaron vivir como una pasión. Fenart resaltó la importancia de su labor al designarlas como “la fuente del progreso en España”, al tiempo que destacaba el papel de modelo de referencia que podían ejercer en su vida profesional.

El tema de la difícil compaginación entre la vida profesional y familiar surgió en diversos momentos de la ceremonia. Miguel Ángel de la Rosa, uno de los responsables del Congreso Internacional de Bioquímica y Biología Molecular, quiso resaltar varios datos relacionados con él:

  • de las más 600 solicitudes recibidas para el Programa de Jóvenes Científicos asociado al congreso, el 75% eran de mujeres. Por lo tanto, para mantener el equilibrio de género, tuvieron que invitar a un mayor porcentaje de hombres respecto al número de solicitudes.
  • Sin embargo, entre las seleccionadas se recibieron muchos más rechazos de mujeres.
  • Por vez primera, el Congreso ofrecía un servicio de guardería a disposición de todos los asistentes, a cambio de un depósito de 50 euros. Sólo lo solicitaron ocho de los 2.500 participantes.

De la Rosa manifestó que “había que reflexionar en torno al significado de estos datos”.

Las premiadas cinco fueron:

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Irene Cózar Castellano

Dirige un proyecto encaminado a lograr que las personas afectadas de diabetes, considerada la pandemia de la era moderna, puedan vivir sin necesidad de administrarse insulina. Para ello intentan conseguir que las “células metapancreáticas, que dejan de funcionar o proliferar en esta enfermedad, vuelvan a regenerarse y producir insulina”.

A la pregunta de si las científicas españolas estaban a la altura de las de países más avanzados en cuanto a competitividad, respondió que la única diferencia «podría estar en la cultura. En la anglosajona, por ejemplo, hay una gran diferencia en cuanto a horarios de trabajo y exigencias, y eso afecta al rendimiento en cualquier profesión”.

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Inmaculada Ibáñez de Cáceres

Estudio de los mecanismos de regulación genética que provocan la resistencia a tratamientos de quimioterapia en diferentes tipos de tumores. La identificación de las alteraciones que se puedan producir en ellos permitiría buscarlos en otros pacientes tras el tratamiento antes de que se pudiera manifestar de nuevo la enfermedad, así como contribuir a tratamientos personalizados.

Al recibir el premio quiso ofrecer su reconocimiento a los muchos científicos que pasan desapercibidos y destacó que “en el momento que estamos viviendo es necesario ofrecer apoyo económico real, además del emocional” ya que la ciencia es muy sacrificada, a pesar de los momentos emocionantes que proporciona.

También manifestó que su sueño es “ser testigo de un cambio de actitud en España en cuanto a cómo se valora la ciencia. Creo que no se tiene concienca de la importancia del I+D, que es fundamental y el paso necesario para un bienestar social común”. Una medida práctica que demostraría ese cambio de conciencia sería que “las grandes empresas destinaran una parte de sus beneficios a financiar la ciencia, como hace en este caso L’Oréal”.

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Eva Poveda López

Estudia la infección con el virus de la hepatitis C, para el que no existe vacuna y sólo muy recientemente han empezado a aparecer tratamientos de eficacia considerable. Dado que aún así existe el riesgo de que el esta se vea contrarrestada por la resistencia que puedan desarrollar los virus (o la que ya presenten ciertas variedades), Poveda pretende detectar y estudiar los posibles mecanismos de resistencia para aumentar las posibilidades de éxito de los fármacos existentes y desarrollar otros de nueva generación.

Aludió a la dificultad de la vida de investigación, que en su caso le ha planteado diversas crisis profesionales. Confesó que la concesión del premio le permitió revocar la decisión que acababa de tomar de abandonar su labor investigadora ante la descorazonadora falta de perspectivas.

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Laura Valle Velasco

Su trabajo se centra en la predisposición genética a padecer cáncer, especialmente el colorrectal, cuya aparición frecuente se ha podido detectar en algunas familias. El conocimiento de los mecanismos que lo propician servirá para la detección temprana, tanto en esos grupos emparentados como en los llamados tumores espontáneos de la población en general, y contribuirá a avances para tratamientos genéticos personalizados.

La investigadora incidió en el fundamental apoyo de la familia para el desarrollo de su carrera. “Cuando fui a EEUU, mi esposo, ingeniero, vino al cabo de un año y, ante la dificultad de encontrar trabajo en su área, empezó a ayudarme en el laboratorio y terminó trabajando conmigo durante año y medio”.

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Gemma Vilahur García

Su trabajo se desarrolla en el campo de las enfermedades cardiovasculares, concretamente en el estudio del papel protector que juega el Hdl, más conocido como colesterol bueno. Su objetivo: mejorar los tratamientos y prevención del infarto de miocardio, la primera causa de mortalidad en el mundo.

Gemma está convencida de que “la empresa no debe dejar de invertir en investigación, aunque los resultados no se obtengan a largo plazo”.

Pilar Gil Villar