De todos los cuerpos que componen nuestro sistema solar, el Sol es que preferimos evitar por encima de todo. Transmite radiaciones, y aunque su superficie es la parte más fría de la estrella, arde a una temperatura de 5.504 ºC, lo suficiente caliente como para incinerar cualquier tipo de material. Así que de momento no hay planes para enviar una misión tripulada (Marte parece bastante más interesante).

Pero no está de más imaginar a qué distancia podríamos acercarnos. Y es sorprendentemente corta. El Sol se halla a una distancia de 150 millones de kilómetros de la Tierra, y podríamos recorrer un 95 por ciento del trayecto antes de quemarnos.

Dicho esto, un astronauta tan cerca del Sol estaría en una posición muy, muy comprometida. «La tecnología de nuestros trajes espaciales no ha sido diseñada para soportar los rigores del espacio profundo«, dice Ralph McNutt, un ingeniero que trabaja para la NASA en el escudo protector de la sonda Messenger. El traje espacial estándar mantendría el astronauta relativamente cómodo a temperaturas externas de 120 ºC. Por encima de ese punto, el traje se convertiría en una ceñida sauna cuya temperatura interior superaría los 52 ºC; el astronauta se deshidrataría y moriría de un golpe de calor.

Sube a bordo

La lanzadera espacial actualmente no tiene interés en un viaje al Sol, pero en una nave como esta sería más fácil acercarse. El escudo antitérmico reforzado de carbono-carbono ha sido diseñado para soportar temperaturas de hasta 2.593 ºC, y asegurar así que la nave y sus tripulantes sobrevivan al calor de la fricción generado por la reentrada en la atmósfera. Si el escudo recubriese la totalidad de la lanzadera, dice McNutt, «los astronautas podrían acercarse a una distancia de 2,12 millones de kilómetros del Sol (aproximadamente un 98 por ciento del recorrido). Pero el escudo se degradaría rápidamente por encima de los 2.600 ºC, y la cabina empezaría a hervir. Yo recomendaría emprender el camino de vuelto antes de llegar a ese punto», aconseja McNutt. A mayor temperatura, los escudos fallarían, y el vehículo entraría en combustión en menos de un minuto.

Por supuesto, «acercarse tanto al Sol sería toda una hazaña», afirma el oficial de salud-radiación de la NASA, Eddie Semones. La exposición constante a la radiación cósmica durante el viaje sería fatal para los astronautas antes incluso de llegar a la mitad de trayecto.

Redacción QUO