Hollywood ha convertido la muerte en el espacio en algo realmente dramático, pero la buena noticia es que en realidad tu cabeza no explotaría si se rompiera el traje espacial. ¿La mala? Tu sangre podría hervir, y probablemente morirías. Pero vayamos por partes.

En primer lugar, dejemos de lado esas aterradoras muertes realzadas por los efectos especiales. Las cabezas explotando en el cine surgen de un malentendido de los principios básicos de la física: los objetos presurizados se expanden a bajas presiones, y por tanto el cuerpo, acostumbrado a vivir a 1 atmósfera de presión, probablemente se expandiría (violentamente) si fuera expuesto a una presión cero, es decir, el vacío en el espacio. En realidad, la diferencia de presión no es lo suficientemente grande como para provocar tal reacción. (La piel, no obstante, se inflamaría hasta alcanzar dos veces su tamaño normal. Doloroso, pero no mortal. De vuelta a la Tierra, volvería a su aspecto original).

Lo de la sangre hirviendo es un poco más problemático. Los científicos están divididos al respecto. Está comprobado que el punto de ebullición de los líquidos decrece conforme baja la presión. A presión cero, el cuerpo, que se halla a 37º, proporcionaría suficiente calor como para que la sangre hirviese, el principal argumento a favor de la teoría. Pero hay científicos que esgrimen un poderoso argumento en contra: el sistema circulatorio es un circuito cerrado, y por tanto los latidos del corazón proporcionan una presión constante.

Además, los vasos sanguíneos son elásticos, por lo que la sangre quedaría relativamente comprimida. Seguiría produciéndose una caída de la presión, pero no lo suficientemente grande como para que la sangre hirviese a la temperatura corporal.

Redacción QUO