Todo el mundo lo ve como una fatalidad: después de trabajar de lunes a viernes con un sol estupendo, llega el fin de semana y empiezan a caer chuzos de punta. Pues lejos de ser una mala casualidad, el asunto podría tener una explicación científica. Al menos eso es lo que demuestran los resultados de una investigación realizada en la Universidad de Arizona (EE.UU.), según la cual el incremento de la contaminación provocado por la actividad humana sería el principal culpable. Los científicos encargados de este estudio –los profesores Randall Cerveny y Robert Balling– han realizado un análisis de las lluvias que se han producido en el océano Atlántico entre 1979 y 1995. De los datos obtenidos, uno llama especialmente la atención: en la costa este de Estados Unidos llueve un 22 por ciento más en sábado que en lunes.

La explicación, según estos expertos, es que en las zonas muy pobladas los niveles de monóxido de carbono y ozono se van incrementando a lo largo de la semana. Y al parecer, el fenómeno está muy relacionado con el tráfico urbano y la actividad industrial, que son mayores de lunes a viernes que durante el sábado y el domingo.

Ciclo contaminante
A medida que aumenta, la contaminación va calentando el aire de la zona, que asciende y provoca una mayor formación de nubes. Cuando termina esta especie de ciclo semanal contaminante y disminuyen los niveles de ozono y monóxido de carbono en el ambiente, las nubes entran en contacto con el aire frío del Atlántico, “estallan” y se producen las precipitaciones.

Redacción QUO