Desde hace bastante circula por las redes el bulo de que alguien, en algún momento, fabricó una cerveza con helio que, al beberse, igual que cuando haces la coña de aspirar el gas de un globo, subía unos cuantos tonos la voz para descojone del personal en plena borrachera.

Sentimos aguarte la juerga, y créenos que hemos intentando no hacerlo, pero por mucho que hemos hurgado, preguntado y experimentado, no tenemos la fórmula mágica. Ni nosotros, ni nadie. Que no existe, vamos. La cerveza con helio es tan «fake» como aquella aparición de Ricky Martin en Sorpresa Sorpresa.

Así comenzó todo:

Y fue una sencilla broma promocional seguida luego por otras empresas como la Berkshire Brewing Company, que lanzó otra por el estilo. ¿El motivo? Ambos vídeos se publicaron en el April’s Fool Day de 2014 y 2015, respectivamente (el día 1 de abril, que es como nuestro día de los Inocentes en USA). Eso por un lado. Por otro, un campañón viral que sirvió para publicitar, aunque fuera de forma un tanto engañosa, ambas compañías. ¿El resultado? Pues eso. Millones se lo tragaron. Tanto, que incluso la comunidad científica no tardó en reaccionar.

Nosotros también caímos en la trampa, de algún modo. Es más, nos fuimos a varias cerveceras pidiéndoles que nos elaboraran tan cachonda bebida. Muchas ni contestaron. Para otras, como si habláramos en mandarín. Dos se lo miraron, y hasta se lo pensaron.

Una de ellas fue Freaks Brewing, la chispeante marca de birras que lleva en pie desde 2015 gracias a un grupo de colegas, con Nacho Lliso entre ellos. Son cervezas artesanas, de inspiración «yankee», originales, diferentes. Trabajan una decena de variedades y recetas distintas, por lo que si había alguien capaz de hacer una cerveza con helio, ellos estarían en los primeros puestos. No tuvimos suerte.

Tocamos a la puerta de La Virgen. Por si acaso. Sus otras tantísimas especialidades artesanas de calidad y su imparable éxito internacional, desde Madrid, siempre nos inspiran. ¿Serían capaces de hacerla? Vaya. Tampoco.

Jaime Riesgo, su maestro cervecero, fue el primero en darnos unas tortas de realidad: «El helio no se disuelve en los líquidos. Para lograrlo debería coger unas presiones tan altas que no se podría trabajar con ellas. En el hipotético caso de hacerlo, si se disolviera, al abrir la cerveza para consumirla, el helio se volatilizaría de manera inmediata».

En realidad es mucho más fácil que toda esta explicación científica que algunos no entendemos desde la EGB. «Incluso si nos pasamos las reglas de la física por el forro-nos cuenta desde Freaks Nacho Lliso después de romperse un poco la cabeza, sí- y asumimos que todo esto es mentira y se puede mezclar, al beberte la cerveza el helio va al estómago, y nada de lo que va al estómago cambia la voz, eso ocurre cuando el gas va a los pulmones».

Debimos empezar por ahí. «Aunque metieras a presión el gas ya dentro de la botella de cerveza, lo único que conseguirás al abrirla es que se escapara ipso facto si no te explota antes la botella», asegura la ingeniera química Helena Solana, nuestra experta consultada.

Vuélvete loco, pero no la encontrarás. Para prueba, nuestra rigurosa investigación. Tardarás menos comprándote un unicornio volador en la plaza del pueblo y desinflándolo en tus pulmones mientras te bebes un tercio con la otra mano. Si así lo consigues, por favor nos lo cuentas.

Redacción QUO