El botón de oro (Brachycephalus ephippium) es una rana pequeña, venenosa y de colores brillantes que habita en las selvas atlánticas de Brasil. Durante la época de celo, se les puede ver y oír por el bosque produciendo suaves zumbidos en busca de un compañero.

Un equipo internacional de investigadores, dirigido por Sandra Goutte, estaba estudiando las comunicaciones acústicas de estas ranas, cuando descubrieron que no eran capaces de escuchar sus propias llamadas de apareamiento. Ante esta incógnita, buscaron señales visuales alternativas que los anfibios pudieran usar para comunicarse. Inesperadamente, cuando dirigieron una lámpara ultravioleta (UV) hacia sus espaldas y cabezas, estas brillaban intensamente.

En un estudio publicado en Scientific Reports, el equipo de Goutte señala que los patrones fluorescentes son creados por placas óseas situadas directamente debajo de una piel muy delgada. De hecho, todo el esqueleto del botón de oro es altamente fluorescente, pero la fluorescencia solo es visible cuando la capa de tejido de la piel sobre los huesos es muy delgada. La falta de células pigmentadas oscuras de la piel (que bloquean el paso de la luz) y la delgadez de la piel, permiten que la luz ultravioleta pase a través de ellas y estimula la fluorescencia de las placas óseas del cráneo.

«Los patrones fluorescentes solo son visibles para el ojo humano bajo una lámpara UV – explica Goutte –. En la naturaleza, si fueran visibles para otros animales, podrían usarse como señales de comunicación intraespecíficas o como refuerzo de su coloración, advirtiendo a los posibles depredadores de su toxicidad. Sin embargo, se necesita más investigación sobre el comportamiento de estas ranas y sus depredadores para identificar la función potencial de esta luminiscencia única”.

Juan Scaliter