Imagina que en vez de saber a dulce los tomates tuvieran un toque pungente. En esto es en lo que están trabajando investigadores de la Universidade Federal de Viçosa (Brasil). El objetivo, sin embargo, no es darle una vuelta de tuerca al esnobismo culinario, sino encontrar un alimento capaz de producir capsaicina.

Se trata de unos compuestos que se encuentran en los chiles y que se utilizan en los espráis de defensa personal y en la fabricación de anestésicos. Sin embargo, producirlos es lento y laborioso, de aquí que los científicos, partiendo del hecho de que chiles y tomates comparten base genética, se han propuesto reactivar estos genes en la estrella de nuestras ensaladas para convertirlos en un semillero de capsaicina.

Redacción QUO