Con ustedes Moros intrepidus, un pequeño tiranosaurio que vivió hace unos 96 millones de años. Este tiranosaurio, cuyo nombre significa «presagio de la fatalidad», es la especie de tiranosaurio cretácico más antigua que se haya descubierto en América del Norte, reduciendo una brecha de 70 millones de años en el registro fósil de estos dinosaurios. Su hallazgo, publicado en Communications Biology, revela información crucial sobre cuándo y cómo llegó a gobernar el omnipresente T. rex.

“Con una combinación letal de fuerza de mordida, visión estereoscópica, velocidad de crecimiento rápida y un tamaño nada despreciable, los tiranosaurios reinaron sin oposición durante 15 millones de años: Pero no siempre fue así – explica Lindsay Zanno, autor principal del estudio, en un comunicado –. Al principio de su evolución, los tiranosaurios cazaban a la sombra de otras especies, como los alosaurios que llevaban millones de años en la cima de la cadena alimentaria».

Si bien se habían hallado tiranosaurios primitivos de tamaño mediano que datan del Jurásico (unos 150 millones de años atrás) y también del Cretácico, hace unos 81 millones de años (cuando los tiranosaurios se habían convertido en los enormes depredadores que conocemos), el registro fósil entre estos períodos estaba casi en blanco, lo que impedía a los científicos comprender el ascenso de los tiranosaurios.

Es cierto que Moros intrepidus es pequeño en comparación con el T. rex, apenas mide poco más de un metro, pero no hay que dejar que el tamaño nos engañe.

“Moros excepcionalmente rápido – concluye Zanno –. Estas adaptaciones, junto con las capacidades sensoriales avanzadas, son la marca de un depredador formidable. Aunque los primeros tiranosaurios cretácicos eran pequeños, sus especializaciones depredadoras les permitían estar preparados para aprovechar las nuevas oportunidades. Ahora sabemos que les tomó menos de 15 millones de años llegar al poder”.

Juan Scaliter