A los humanos nos gusta poner etiquetas y límites a todo. Un ejemplo de ello es la línea Kármán, el punto a 100 kilómetros de altura donde termina la aeronáutica, comienza la frontera espacial y llega el final de la atmósfera terrestre. O eso suponíamos.

La verdad es algo más complicada. Un equipo de astrónomos, liderados por Igor Baliukin, ha descubierto que en realidad se extiende más allá de lo que pensábamos: hasta la Luna y más…

La región se llama geocorona, parte de una capa atmosférica llamada exosfera. Es una nube tenue de hidrógeno neutro que brilla en la luz ultravioleta lejana. La región es tan delgada que hasta ahora había sido difícil de medir. De hecho se pensaba que su límite superior estaba a unos 200.000 kilómetros de la Tierra, porque ese es el punto en el que la presión de la radiación solar anularía la gravedad de la Tierra.

Pero según los datos del Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO), ese límite ni siquiera se acerca. El equipo de Baliukin ha descubierto que la geocorona se extiende hasta 630.000 kilómetros, una distancia enorme teniendo en cuenta que la Luna se encuentra, en promedio, a unos 384.400 kilómetros. Los resultados se han publicado en Journal of Geophysical Research: Space Physics.

Si bien es cierto que este dato no va a cambiar mucho la exploración espacial, sí es importante para la investigación, ya que cualquier telescopio espacial dentro de la geocorona probablemente necesitará ajustar sus líneas base para las observaciones del espacio profundo. Lo que no ls gustará a muchos es pensar que si la Luna está dentro de la atmósfera terrestre, en realidad ningún ser humano ha estado en el espacio…

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Juan Scaliter