Todos tenemos secretos, pero ¿qué hace que pensemos en ellos una y otra vez? De acuerdo con un estudio publicado en Emotion, las personas que sienten vergüenza por un secreto, en lugar de sentirse culpables, son más propensas a ser consumidas por los pensamientos de lo que esconden.

“Casi todos guardan secretos y pueden ser perjudiciales para nuestro bienestar, nuestras relaciones y nuestra salud – explica Michael L. Slepian, líder del estudio – . Sin embargo, cómo se provoca este daño, es algo poco estudiado”.

El equipo de Slepian realizó una serie de preguntas a 1.000 voluntarios, sobre los secretos que tenían y la vergüenza y la culpa que asociaban con esos secretos. Los participantes también debieron responder sobre el número de veces que pensaron en su secreto.

«Examinamos la vergüenza y la culpa, las dos emociones conscientes más estudiadas – añade Slepian –. A diferencia de otras emociones básicas, como la ira y el miedo, que se refieren a algo fuera de uno mismo, la vergüenza y la culpa se centran en el yo”.

Las personas que señalaron sentirse avergonzadas pensaron en sus secretos significativamente más a menudo que las personas que informaron sentirse culpables.

Cuando una persona sentía vergüenza por el secreto, se sentía pequeña, sin valor o impotente, mientras que la culpa hacía que un individuo sintiera remordimiento, tensión o arrepentimiento. Según Slepian, los secretos sobre la salud mental, una experiencia traumática previa o la infelicidad con la apariencia física tienden a provocar más vergüenza, mientras que herir a otra persona, mentirle a alguien o violar la confianza ajena, se vincula a la culpa.

Juan Scaliter