La notable influencia para alterar el clima que tiene el ganado se debe principalmente al metano, el cual emiten a la atmósfera durante su rutina digestiva. Sin embargo, la orina, es un gran desconocido en este aspecto. Produce óxido nitroso (N2O), que tiene un poder de calentamiento mucho mayor que el del dióxido de carbono (CO2), el principal impulsor del calentamiento global. Ahora un estudio publicado en Scientific Reports, muestra que estas emisiones de N2O pueden reducirse significativamente.

Para el estudio, los investigadores, liderados por Ngonidzashe Chirinda, recolectaron orina de ganado en cinco países de América Latina y el Caribe y las derramaron en campos de ganado clasificados como degradados o sanos, lo que se determinó por la cobertura de la vegetación. En seis de los siete sitios de prueba, los pastos degradados emitieron significativamente más N2O: a veces hasta tres veces más.

“Los pastos degradados son nocivos de muchas maneras – explica Chirinda – . Este estudio suma más información al efecto del ganado en el cambio climático. Los pastizales degradados no solo afectan la seguridad alimentaria y el sustento de los agricultores de hoy, sino también al sustento de los futuros agricultores porque emiten más gases dañinos”.

Las estimaciones varían, pero Chirinda calcula, de manera conservadora, que hay 1,5 millones de km2 de tierras degradadas en América Latina, tres veces la extensión de España. El estudio es un paso necesario para crear una imagen más detallada del alcance de las emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería

Juan Scaliter