Los ojos de lente única, como los de los humanos y muchos otros animales, pueden crear imágenes nítidas, pero los ojos compuestos, de insectos y crustáceos, tienen una ventaja en los que respecta a la visión periférica, la sensibilidad a la luz y la detección de movimiento. Es por eso que los científicos están desarrollando ojos compuestos artificiales para vehículos autónomos y robots, entre otras aplicaciones. Ahora, un informe publicado en ACS Nano, describe el desarrollo de ojos compuestos artificiales bioinspirados utilizando un enfoque simple y de bajo precio.

Los ojos compuestos están formados por pequeños receptores visuales independientes, llamados ommatidios, cada uno de los cuales consta de una lente, córnea y células fotorreceptoras. Algunos insectos tienen miles de unidades por ojo. Los intentos de crear ojos compuestos artificiales en el laboratorio a menudo están limitados por su precio, tienden a ser grandes y, a veces, incluyen solo una fracción de los ommatidios y nanoestructuras típicas de los ojos compuestos presentes en la naturaleza.

Ahora, un equipo liderado por Wenjun Wang, ha desarrollado una nueva estrategia para la fabricación de estas estructuras.

Como primer paso, los investigadores dispararon un láser a través de una doble capa de vidrio acrílico, enfocándose en la capa inferior. El láser hizo que esta aumentara su grosor, creando una forma de cúpula convexa. Los investigadores realizaron una serie de estas diminutas lentes que podrían doblarse a lo largo de una estructura curva para crear el ojo artificial. Luego produjeron nanoestructuras con propiedades antirreflectantes y repelentes al agua, para cada una de las lentes.

Juan Scaliter