Hace 130 millones de años, un grupo de larvas de insecto que acababan de nacer, murieron nada mas “romper el cascarón” (la expresión debe ser interpretada en su sentido más literal), al quedar atrapadas en una minúscula gota de ámbar libanés.

Las larvas pertenecían a una especie desconocida hasta la fecha (antecesora de los actuales crisópidos), y que ha sido bautizada con el descriptivo nombre de Tragichrysa ovoruptora, que podría traducirse como “trágica rompedora de huevos”.

El hallazgo ha sido realizado por un equipo internacional, en el que figura Enrique Peñalver, miembro de la Selección Española de Ciencia de Quo.

El descubrimiento es excepcional, porque unto a las larvas, los investigadores también han hallado restos de las cáscaras de huevo, y de la herramienta orgánica que utilizaban para romperla. Algo excepcional ya que, tal y como explican los científicos, no acostumbran a fosilizar.

Esta es por tanto, la evidencia de rotura de un cascarón más antigua que se ha descubierto, y permite comprobar que la técnica que utilizan las larvas de insectos para realizarla, no ha variado desde entonces.

Fuente: ScienceDaily.

Vicente Fernández López