Un grupo de científicos de la Universidad de Texas, liderados por Brett Baker, han descubierto casi dos docenas de nuevos tipos de microbios, muchos de los cuales utilizan hidrocarburos, como el metano y el butano, como fuentes de energía para sobrevivir y crecer. Esto que significa que las nuevas bacterias recientemente identificadas podrían ayudar a limitar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera y algún día podrían ser utilizadas para limpiar derrames de petróleo.

En un artículo publicado en Nature Communications, el equipo de Baker describe una amplia diversidad en las comunidades microbianas que viven a altas temperaturas en los sedimentos de aguas profundas ubicados en la Cuenca de Guaymas, en el golfo de California. Los expertos descubrieron nuevas especies microbianas tan diferentes en términos genéticos de las que se habían estudiado anteriormente, que representan nuevas ramas en el árbol de la vida.

“Esto demuestra que en lo profundo de los océanos existe una gran biodiversidad inexplorada y que los organismos microscópicos pueden degradar el petróleo y otros productos químicos dañinos – señala Baker, en un comunicado– . Bajo los océanos existen enormes reservas de gases de hidrocarburos, incluidos metano, propano, butano y otros, y estos microbios evitan que estos compuestos, gases de efecto invernadero, se liberen a la atmósfera”.

El análisis de los investigadores se llevó a cabo a 2.000 metros debajo de la superficie, donde la actividad volcánica eleva las temperaturas a alrededor de 200 grados centígrados. Allí recuperaron 551 genomas, 22 de los cuales no solo eran completamente desconocidos, sino que forman nuevas ramas de la taxonomía. Según Baker, estas nuevas especies eran lo suficientemente diferentes, genéticamente hablando, como para ser incluidos en un filo completamente nuevo.

“El árbol de la vida – concluye Baker – es algo que la gente ha estado tratando de entender desde que Darwin ideó el concepto hace más de 150 años, y sigue siendo un objetivo en la actualidad. Crear un mapa de esta distribución es realmente crucial para entender todos los aspectos de la biología. Con la secuenciación del ADN y los enfoques informáticos que utilizamos, nos estamos acercando y las cosas se están expandiendo rápidamente”.

Juan Scaliter