Un equipo de científicos, liderados por Gernot Wagner y Wake Smith, ha analizado la posibilidad de crear un programa para reducir el efecto invernadero mediante la inyección de aerosoles en la atmósfera, lanzados desde aviones a gran altura. Las conclusiones, publicadas Environmental Research Letters, señalan no solo que es posible, sino que, la técnica de inyección de aerosol estratosférico (SAI por sus siglas en inglés), no sería muy costosa.

El escenario propuesto por el equipo de Wagner y Smith, examinó los aspectos prácticos de un proyecto hipotético de «geoingeniería solar» a gran escala que se iniciaría en 15 años. El objetivo sería reducir a la mitad el aumento del forzamiento climático o radiativo antropogénico, desplegando el material a altitudes de alrededor de 20 kilómetros.

“La geoingeniería solar a menudo se describe como “rápida, barata e imperfecta” – explica Wagner –. Si bien no hacemos ningún juicio sobre la conveniencia de las SAI, sí demostramos que un programa de implementación hipotético que se iniciará dentro de 15 años, aunque sea altamente incierto y ambicioso, sería técnicamente posible, al menos desde una perspectiva de ingeniería. También sería notablemente económico: un promedio de alrededor de $ 2 a 2,5 mil millones por año durante los primeros 15 años”.

¿Cuáles serían los requisitos para ello? “Actualmente, ningún avión existente tiene la combinación de capacidades de altitud y carga útil requeridas – responde Smith –. La nave debería tener el peso equivalente al de un avión de pasajeros, pero con el doble del área del ala para mantener un vuelo nivelado a 20 kms, y el doble de empuje, con cuatro motores en lugar de dos. Al mismo tiempo, su fuselaje debería adecuarse para acomodar una masa pesada y densa de azufre fundido en lugar del gran volumen de espacio y aire requerido para los pasajeros”.

Según el estudio, estas naves deberían sumar ocho el primer año que realizarán 4.000 misiones el primer año. Al final del ciclo de 15 años, las naves sumarían casi 100 que llevarían a cabo 60.000 vuelos anuales.

Juan Scaliter