Un estudio publicado en 2007 señaló a un asteroide, denominado Baptistina, como el culpable indirecto de la extinción de los dinosaurios. Su choque con otro cuerpo similar hace 160 millones de años habría hecho saltar inmensos fragmentos, y uno de ellos, de entre 10 y 15 km de diámetro, habría impactado contra la actual península del Yucatán hace 65 millones de años.

Sin embargo, las observaciones del telescopio espacial WISE de la NASA acaban de exculpar Baptistina de la masacre que terminó con prácticamente todos los seres vivos de más de seis kilos de peso.

La propuesta de 2007 procedía la observación en luz visible de la familia de asteroides fruto de la desintegración de Baptistina desde telescopios situados en la Tierra . A partir del tamaño y el índice de reflectividad de los asteroides se puede deducir cuánto tardan en desplazarse en sus órbitas. Aquel estudio concluyó assí que, según la situación actual de sus fragmentos, hace 160 millones de años Baptistina podría haber estado en el lugar propicio para desencadenar la catástrofe, algún punto del cinturón de asteroides situado entre Júpiter y Marte.

Sin embargo, las nuevas observaciones del WISE, obtenidas en el espectro infrarrojo, “han arrojado estimaciones más precisas, que cuestionan la teoría del recorrido en el tiempo de Baptistina”, según ha declarado Lindley Johnson, director del Programa de Observación de Objetos Cercanos a la Tierra (NEO) de la NASA. Los científicos de NEOWISE, la parte del proyecto WISE que estudia los asteroides, han analizado unos 1.056 miembros de la familia de aquel cuerpo inicial y han llegado a la conclusión de que Baptistina debió de desintegrase hace unos 80 millones de años, la mitad del tiempo estimado en 2007. Con este nuevo cálculo, el impacto en la Tierra habría tenido lugar hace sólo 15 millones de años.

La teoría de que la extinción de los dinosaurios y del 75% de las especies de animales y plantas terrestres y el 50% de las marinas se debió a un único impacto quedó reforzada el pasado mes de marzo, con un artículo en Science en el que un equipo internacional de 41 expertos analizaba la evidencia en la capa de sedimentos que la colisión dejó en todo el planeta. El cráter originado en la actual zona de Chicxulub (México) alcanzó los 30 km de profundidad y los 200 km. de diámetro. Con sus conclusiones, perdían fuerza las teorías de que la debacle pudo ser provocada por impactos de múltiples asteroides, o por la intensa actividad volcánica de la actual meseta de Deccan (India).

Pilar Gil Villar