Para quienes están sanos, el moco es un amigo (al menos en términos médicos): atrapa patógenos para que nuestras vías aéreas puedan desprenderse de ellos antes que causen daño a nuestros pulmones. Pero para aquellos con afecciones como la fibrosis quística (FQ) o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el moco puede volverse demasiado espeso y pegajoso y toser no es suficiente para desprenderse de ellos.

Ahora, por primera vez, un grupo de científicos, liderados por Brian Button, demostró por qué, a menudo, la tos no puede separar el moco del revestimiento de las vías respiratorias. Y mostraron cómo hacer que sea menos espeso y menos pegajoso para que la tos se convierta en una ayuda terapéutica.

El descubrimiento, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, ayuda a explicar cómo la fibrosis quística daña los pulmones y subraya la importancia de las terapias que alteran el moco lo suficiente como para brindar un alivio inmediato a las personas que la padecen.

«Las herramientas desarrolladas en este estudio – explica Button en un comunicado – nos ayudarán a probar estrategias para mejorar el aclaramiento del moco en varias enfermedades importantes. Medimos las fuerzas adhesivas que unen el moco al revestimiento de las vías respiratorias y las fuerzas de cohesión que los mantienen unidos e identificamos varios agentes que parecen prometedores para reducir la fuerza de las interacciones adhesivas y cohesivas del moco”.

En personas sanas, el moco es 98% de agua. Cubre las vías respiratorias para atrapar las partículas, incluidas las bacterias y otros microbios, antes de que lleguen a los pulmones. Menos del 1% del moco ordinario consiste en proteínas largas y pegajosas, parecidas a una cadena, llamadas mucinas, que le dan al moco sus propiedades de gel. La FQ, la bronquitis crónica y otras enfermedades «muco-obstructivas» presentan una mucosidad mucho más viscosa y elástica de lo normal, casi como gelatina, porque está cargada de mucinas. En estos casos la cantidad de mucinas salta al 10 % y la cantidad de agua disminuye al 79%. Estos cambios pueden tener efectos dramáticos en la viscoelasticidad del moco.

“Descubrimos que la fuerza adhesiva y cohesiva del moco aumenta dramáticamente cuando la proporción de mucinas con respecto al agua es más alta de lo normal – añade Button –. En el moco de aquellas personas con fibrosis quística, esas fuerzas excedieron las producidas por la tos. Eso significa que la tos tendría una capacidad sustancialmente reducida para eliminar el moco”.

Los investigadores probaron la eficacia de dos tipos populares de tratamientos para liberar el moco. El primero es una solución salina inhalada que aumenta el contenido de agua en la mucosidad para hacerla más ligera. Los otros tipos de tratamientos, llamados terapias «mucolíticas», hacen que el moco sea menos viscoso y elástico al cortar o separar las moléculas de mucina. El equipo de Button descubrió que ambos tipos de terapia funcionan bien para reducir la fuerza adhesiva y cohesiva del moco con FQ.

Juan Scaliter