En lo que para nosotros es «ahí arriba», entre las constelaciones de Cisne y Lira, existe un planeta que gira alrededor de dos soles. Aunque se sospechaba la existencia de este tipo de tríos astronómicos, el telescopio espacial Kepler ha observado por primera vez el tránsito del planeta por delante de las estrellas, que también se eclipsan una a otra.

En un estudio publicado en la revista Science, Laurence Doyle, del Instituto SETI, y su equipo, detallan cómo detectaron el planeta a partir de variaciones intermitentes en el brillo de las estrellas que circunda. Más tarde comprobaron que el cuerpo que las causaba al pasar delante de los astros no ejercía sobre ellos la suficiente atracción gravitatoria como para ser una estrella, de lo que dedujeron que se trataba de un planeta. Al profundizar en su estudio, han comprobado que tiene una masa similar a la de Saturno, pero es mucho más denso y está formado a partes iguales por rocas y gases atmosféricos.

En cuanto al conjunto, bautizado como Kepler-16, los ejes orbitales de sus tres miembros y el eje de rotación del planeta están inclinados en la misma dirección y, mientras las dos estrellas se circundan con órbitas excentricas, el planeta describe una órbita circular de 229 días alrededor de ambas, algo que contradice los modelos teóricos existentes hasta ahora. Con esta configuración, se deduciría que los tres cuerpos se formaron a partir del mismo disco de gas y polvo, mientras la explicación habitual habría sido que las estrellas «capturaron» al planeta en algún momento por acción gravitatoria.

Del mismo modo, el más pequeño de los dos astros del sistema binario tiene un tamaño mayor de lo que podría haberse esperado con los conocimientos actuales, según afirma Doyle en el podcast de Science, donde añade que «los teóricos podrán divertirse mucho mientras buscan una explicación a cómo pudo formarse este sistema» con todas estas características que desafían nuestros conocimientos.

Pilar Gil Villar