Un grupo de científicos del Instituto de Tecnología Stevens, liderados por Manu Mannoor, han utilizado un champiñón blanco común, comprado en una tienda de comestibles y lo hicieron biónico, sobrealimentándolo con cianobacterias impresas en 3D que generan electricidad y nanocables de grafeno para la corriente eléctrica.

El trabajo, publicado en Nano Letters, se centra en este tipo de híbridos como parte de un esfuerzo más amplio para mejorar nuestra comprensión de la maquinaria biológica celular y cómo utilizar los mecanismos moleculares implicados para fabricar nuevas tecnologías vinculadas a la defensa, la sanidad y el medio ambiente.

«En este caso, este hongo biónico, produce electricidad – explica Mannoor –. Al integrar cianobacterias que pueden producir electricidad, con materiales a nanoescala capaces de recoger la corriente, pudimos acceder mejor a las propiedades únicas de ambos, aumentarlas y crear un sistema biónico funcional completamente nuevo”.

La capacidad de las cianobacterias para producir electricidad es bien conocida. Sin embargo, hasta ahora los investigadores estaban limitados en el uso de estos microbios en sistemas de bioingeniería porque las cianobacterias no sobreviven mucho tiempo en superficies artificiales biocompatibles. El equipo de Mannoor se preguntó si los champiñones blancos, que naturalmente albergan una microbiota rica pero no cianobacterias, podrían proporcionar el ambiente adecuado para ellas: nutrientes, humedad, pH y temperatura adecuada para que las cianobacterias produzcan electricidad por un período más largo.

“Mostramos por primera vez que un sistema híbrido puede incorporar una colaboración artificial, o simbiosis diseñada, entre dos reinos microbiológicos diferentes – concluye Mannoor –. Con este trabajo, podemos imaginar enormes oportunidades para aplicaciones bio-híbridas de próxima generación. Por ejemplo, algunas bacterias pueden producir luz, mientras que otras detectan toxinas o producen combustible. Al integrar a la perfección estos microbios con los nanomateriales, podríamos realizar muchos otros asombrosos biohíbridos de diseño para el medio ambiente, la defensa, la atención médica y muchos otros campos”.

Juan Scaliter