La composición de las bacterias intestinales (el microbioma) se ha relacionado con diversos aspectos de la salud humana, incluida la obesidad. Se sabe que ciertos medicamentos, como los antibióticos, los antiácidos, los antagonistas de los receptores de histamina 2 (H2RA) y los inhibidores de la bomba de protones (PPI), pueden alterar el tipo y el volumen de las bacterias en el intestino.

Estos medicamentos, particularmente si se toman por largos períodos, pueden alterar los microbios intestinales asociados con el aumento de peso, explican los investigadores.

Para tratar de averiguar si la exposición a este tipo de fármacos en la primera infancia puede aumentar el riesgo de obesidad, un equipo de científicos han analizado los medicamentos recetados a 333.353 bebés, cuyos registros médicos se habían incluido en la base de datos del Sistema de Salud Militar de Estados Unidos. La información comprendía los dos primeros años de vida de niños nacidos entre 2006 y 2013. Los resultados se han publicado en Gut.

En total, a 241.502 (el 72.5%) se les había recetado antibióticos, a 39.488 (poco menos del 12%) H2RA y a 11.089 (poco más del 3%) un PPI durante este período. A unos 5.868 niños se les prescribieron los tres tipos de fármacos.

Los resultados mostraron que poco más del 14% de los menores (casi 47.000) eran obesos al alcanzar los tres años, de ellos, solo 9.000 no habían recibido antibióticos. Tras descartar factores potencialmente influyentes (como antecedentes familiares), los resultados mostraron que el uso de antibióticos o antiácidos se asociaba con un mayor riesgo de obesidad, en cifras el aumento era del 26%.

Aunque se trata del estudio más grande de su tipo, los autores destacan que es un análisis observacional y, como tal, no puede establecer la causa. Al mismo tiempo, la información potencialmente influyente sobre cuánto pesaban las madres y los padres de los niños y si fumaban o tenían otras condiciones subyacentes, no estaba disponible.

Juan Scaliter