Un equipo internacional de científicos, formado por expertos de Estados Unidos, Israel y España, ha completado la primera reconstrucción virtual en 3D de la caja torácica del esqueleto neandertal más completo conocido hasta la fecha. El avance arroja nueva luz sobre cómo este primo de los humanos modernos se movía y respiraba

El equipo se centró en el área del cuerpo que contiene la caja torácica y la columna vertebral superior, una cavidad que alberga el corazón y los pulmones, realizando tomografías computarizadas de fósiles de un esqueleto masculino de aproximadamente 60.000 años de antigüedad conocido como Kebara 2. Gracias a ello los expertos pudieron crear un modelo 3D y descubrir cuan diferente era de la imagen del “encorvado cavernícola” que teníamos hasta ahora. Las conclusiones apuntan a un individuo erguido, con mayor capacidad pulmonar y una columna vertebral más recta que la de los humanos modernos.

El estudio se ha publicado en Nature Communications.

«La forma del tórax es clave para entender cómo se movieron los neandertales en su entorno porque nos informa sobre su respiración y equilibrio», dijo Asier Gomez-Olivencia, autor principal del estudio, en un comunicado.

Y el modo en el que se desplazaban habría tenido un impacto directo en su capacidad para sobrevivir con los recursos disponibles, señalan los autores.

“Los neandertales están estrechamente relacionados con nosotros con complejas adaptaciones culturales como las de los humanos modernos, pero su forma física es diferente a la nuestra en aspectos importantes – añade Patricia Kramer, coautora del estudio –. Comprender sus adaptaciones nos permite entender mejor nuestro propio camino evolutivo”.

El análisis reafirma la posibilidad de una postura erguida, pero apunta a una columna vertebral más recta que la de los humanos modernos.

Para producir este modelo de caja torácica, los investigadores utilizaron tanto las observaciones directas del esqueleto Kebara 2, actualmente en la Universidad de Tel Aviv, como las tomografías computarizadas de vértebras, costillas y huesos pélvicos, junto con el software 3D diseñado para uso científico.

“Este fue un trabajo meticuloso – afirma el coautor Alon Barash, profesor de la Universidad Bar Ilan en Israel –. Tuvimos que realizar una tomografía computarizada de cada vértebra y todos los fragmentos de las costillas individualmente y luego volver a ensamblarlos en 3D”.

Luego utilizaron una técnica llamada análisis morfométrico para comparar las imágenes de los huesos neandertales con las exploraciones médicas de los huesos de los humanos actuales.

La reconstrucción del tórax muestra que las costillas se conectan con la columna vertebral hacia adentro, forzando la cavidad torácica hacia afuera y permitiendo que la columna vertebral se incline ligeramente hacia atrás, con una pequeña curva lumbar.

“Las diferencias entre un tórax neandertal y el de un humano moderno son sorprendentes – agrega Gomez-Olivencia – . La columna vertebral neandertal se encuentra más dentro del tórax, lo que proporciona más estabilidad. Además, el tórax es más ancho en su parte inferior”.

Esta forma de la caja torácica sugiere un diafragma más grande y, por lo tanto, una mayor capacidad pulmonar.

«El ancho tórax inferior de los neandertales y la orientación horizontal de las costillas sugieren que los neandertales se apoyaron más en su diafragma para respirar – concluye la coautora Ella Been –. Los humanos modernos, por otro lado, dependen tanto del diafragma como de la expansión de la caja torácica para respirar. Aquí vemos cómo las nuevas tecnologías en el estudio de restos fósiles proporcionan nueva información para comprender las especies extintas”.

Juan Scaliter