El rompecabezas de elementos que dio origen a la vida va tomando forma. El sulfuro de hidrógeno desempeñó un papel importante en las reacciones químicas precursoras de la vida en la Tierra y, posiblemente, en otros lugares a lo largo de los años en el Sistema Solar. Es una de las principales conclusiones un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y que se basa en un análisis más detallado de un experimento realizado en 1958 por el químico Stanley Miller y que no se conocía hasta ahora.

Los responsables del trabajo, un equipo de varios investigadores dirigidos por Eric T. Parker, del Instituto Tecnológico de Georgia (Atlanta, EEUU) analizaron muestras archivadas de un experimento llevado a cabo por Miller y que no se había publicado.

Gracias a las técnicas modernas de análisis químico, hasta 1.000 veces más sensible que los métodos de los años 50, el equipo de Parker detectó en los residuos originales del experimento de Miller aminoácidos con azufre, proteínas y sin proteínas, así como otros compuestos. La muestra estaba intacta, salvo una pequeña contaminación menor que no alteró el análisis. El equipo de Parker también estudió dos meteoritos basados en carbono y con concentraciones de aminoácidos similares a las sintetizadas por Miller.

El estudio original, que ya ha cumplido 53 años, señala las primeras síntesis de aminoácidos. Miller se hizo conocido por aquel famoso experimento en el que simulaba las condiciones de la Tierra primitiva mediante una mezcla de sulfuro de hidrógeno, agua, metano, carbono, amoníaco simulando el calor y descargas eléctricas simulando los rayos. En este sentido, el origen de los primeros elementos que dieron lugar a la vida en la Tierra pudo producirse a partir de la reacción entre los rayos, la actividad volcánica y los gases asociados.

Una vez que se crearon compuestos complejos, el agua de lluvia podría haber distribuido diversas zonas en las que se pudieron reunir las condiciones para los posteriores cambios.

Redacción QUO