Aunque estudios recientes encontraron depósitos de hielo en la superficie lunar y especularon sobre una mayor presencia de agua, el último análisis de las rocas lunares demuestra que el interior de nuestro satélite es muy seco.

Esta última investigación, publicada en la revista Science, ha vuelto a analizar las muestras lunares que llegaron a la Tierra en las misiones Apollo durante los años 60 y 70. El estudio se ha centrado en medir la composición de cloro isotópico de estas muestras, porque la presencia de una alta cantidad de isótopos de cloro es una clara señal de la ausencia de hidrógeno (debido a que el cloro tiene una excepcional afinidad hidrofílica, es decir, que el agua le atrae e impide que se formen isótopos).

Los resultados de esta investigación, liderada por Zachary Sharp de la Universidad de Nuevo México, revelan la ausencia de hidrógeno en las rocas volcánicas. Esto implica que el magma lunar, y por tato el interior de nuestro satélite, no ha tenido cantidades significativas de agua.

El profesor Sharp se basa en estos resultados para afirmar que no hubo agua en la Luna, y sostiene que los bloques de hielo encontrados en investigaciones son restos de cometas que se estrellaron contra la superficie lunar.

Redacción QUO