¡No por favor!
Los métodos mencionados muestran un amplio espectro de fórmulas para derrotar a esos metales de borde serrado que nos alejan de nuestro ansiado elixir. Sin embargo, en la red pueden contemplarse otras técnicas menos recomendables: coge la botella y acerca cuidadosamente la chapa hacia la rueda en marcha de una bicicleta puesta boca abajo hasta que un radio la golpee y la haga saltar. Muerde la botella con tus muelas posteriores y tira de ella. Y la menos aconsejable de todas: sujeta la cerveza entre tus botas, enciende una sierra mecánica y ve aproximándola hasta que un diente agarre el borde de la chapa. Pero haz testamento antes.
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