Algunos ciudadanos de Virginia salieron el pasado 8 de agosto a la calle sin saber que les iba a ocurrir algo realmente extraño. Al más puro estilo de El coche fantástico, una van de Ford circulaba por las calles sin ningún Michael Knight que la condujese. Al menos, aparentemente. Esto generó una reacción en cadena en Internet y, más concretamente, en las redes sociales. Unos afirmaban que se trataba de un estudio de una universidad local, otros que era un proyecto militar secreto… la imaginación se impuso a la cordura.

Pero ahora Ford ha desvelado qué era lo que estaba ocurriendo. Y no, no es un plan secreto para que Trump pueda atropellar personalmente a Putin sin ser visto, sino algo con fines menos espurios. Al parecer, la compañía de automóviles norteamericana trabajaba conjuntamente con el Instituto de Transporte de VirginiaTech. Su intención era doble: por un lado, saber cómo reaccionan los ciudadanos al ver pasar por la calle un coche sin conductor. Por otro, desarrollar un sistema de alertas que permita introducir sin incidentes el coche autónomo en la circulación vial habitual.

De las reacciones de la gente, los investigadores extrajeron una serie de expresiones no verbales que transmitían cómo se sentía el transeúnte ante el vehículo. Según recoge la revista Wired, el monovolumen llevaba un sistema de iluminación en la luna frontal con los siguientes patrones: «Un solo parpadeo lento para saber que se iba a detener, uno rápido indicaba que iba a avanzar y una luz blanca fija mientras transitaba, que significaba que el modo autónomo estaba activado».

Lo mejor del experimento, sin duda, es el pobre diablo que tuvieron camuflado como si fuese un asiento. El gran ignorado y camuflado que al final ha resultado ser el gran protagonista.

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Rafael Mingorance