Tras la caída de Robert Mugabe, Zimbabue ya tiene un nuevo presidente. Se trata de Emmerson Mnangagwa, apodado Ngwena, que quiere decir El Cocodrilo, y que ya había sido vicepresidente del país africano desde 2014 hasta septiembre de este mismo año, fecha en la que fue destituido tras ser acusado de conspirar contra el gobierno. Se trata de un controvertido personaje, a quien sus críticos acusan de tener las manos manchadas de sangre.

Emmerson nació en 1942, cuando el país era colonia británica y se llamaba Rodesia. Desde 1960 se involucró activamente en la lucha para conseguir la independencia de su país y comenzó a militar en grupos clandestinos. En 1963 fue enviado a China, donde recibió entrenamiento militar y formación sobre tácticas de guerrilla. De regreso a su país, formó un grupo de resistencia antibritánica bautizado Los Cocodrilos y, en 1965, tras hacer volar un tren de pasajeros, fue condenado a prisión, donde fue torturado.

Todos los que le conocen afirman que Mnangagwa siempre destacó por ser una persona brillante y muy inteligente, y prueba de ello es que durante su estancia en la cárcel logró superar las pruebas de ingreso de la Universidad de Londres, lo que le permitió estudiar por correos y sacarse el título de abogado.

En 1980, el país consiguió por fin su independencia y pasó a ser nombrado república de Zimbabue. Robert Mugabe fue elegido el primer presidente, y Emmerson Mnangagwa ocupó el cargo de ministro de seguridad, hasta 1988, fecha en la que se convertiría en ministro de justicia. Fue en esa época cuando sus críticos le acusan de haber mostrado su cara más cruel. Emmerson, perteneciente a los shona, el grupo étnico mayoritario del país, habría reprimido de forma violenta y despiadada a los enemigos del gobierno y a otras etnias minoritarias. Por aquel entonces, Mnangagwa ya era conocido con el apodo de El Cocodrilo, y sus seguidores más fieles formaban un grupo denominado los Lacoste.

Como ya dijimos, en 2014 fue nombrado vicepresidente del país, y se le acusa de haber incitado una campaña de ataques violentos contra la minoría blanca del país y, en 2008, otra contra los miembros y partidarios de la oposición, que se cobró varios miles de vidas. Mugabe siempre mostró sentimientos ambivalentes hacia él. En ocasiones proclamaba que se sentía orgulloso de Emmerson, y apuntaba al vicepresidente como su sucesor natural. Pero, en otras, se sentía inquieto por su desmedida ambición. Finalmente, en septiembre de este año, Mugabe le destituyó tras acusarle de conspirar en la sombra. Ahora, dos meses después, los papeles de ambos se han intercambiado.

Vicente Fernández López