Los cananeos fueron un pueblo de Oriente Medio que protagonizó uno de los capítulos más terribles de la Biblia. Su nombre proviene de Canaán, que fue uno de los supuestos nietos de Noe. Eran adoradores de Baal y, según la tradición, Yahveh ordenó a los judíos exterminarlos por dos motivos. El primero, por haber ocupado una tierra que él había prometido a los descendientes de Abraham y, el segundo, por ser impíos. Según el texto sagrado, fueron totalmente exterminados, y solo se salvaron unos pocos por ser más justos y bondadosos que el resto.

Pero, ¿hay algo de cierto en ese relato? Una investigación realizada por especialistas del Wellcome Trust Sanger Institute ha arrojado un poco más de luz sobre esta historia. Los autores del estudio lograron secuenciar el ADN completo de cinco individuos cananeos que vivieron hace miles de años en la ciudad de Sidón.

Las muestra obtenidas han servido para descubrir que los actuales pobladores del Líbano están genéticamente emparentados en un 90% con los antiguos cananeos. Este resultado es realmente interesante, porque revela que la cultura cananea pervivió en la región, aunque no sirve para aclarar si realmente fueron víctimas de un exterminio.

De todas formas, el estudio de las ruinas cananeas encontradas parece indicar que dicha cultura sufrió una especie de colapso. No se sabe si fruto de una guerra o por alguna catástrofe natural (sequías, terremotos..). Fuera como fuera, los historiadores están convencidos de que una serie de sucesos calamitosos obligó a los cananeos a abandonar sus ciudades y a dispersarse en pequeños grupos por las montañas de la región.

Vicente Fernández López