Parece mentira, pero la noche no será nuestra aliada si sufrimos una herida de madrugada, al menos tardará más tiempo en cicatrizarse. Según un estudio realizado por investigadores del Laboratorio de Biología Molecular del Medical Research Council (MRC) de Cambridge, nuestro cuerpo puede recuperarse de pequeños cortes y quemaduras un 60% más rápido si estas han sucedido durante el día. Esta es la principal conclusión de una investigación publicada en la revista Science Translational Medicine, la cual muestra por primera vez que nuestro reloj interno juega un papel decisivo a la hora regular el tiempo de curación de las heridas que sufre.

El ritmo circadiano de nuestro cuerpo regula cada una de las células que forman parte de él, con ciclos de 24 horas en procesos tan importantes como el sueño, la secreción de hormonas o el metabolismo, los cuales tienen su hora asignada. Diferentes pruebas sobre células de piel humana, como fibroblastos o queratinocitos, o incluso en ratones, han mostrado que los resultados de cicatrización pueden llegar a ser el doble de efectivos durante el día en lugar de la noche, cuando nuestro reloj funciona a un ritmo menos activo.

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¿Cómo se llegó a esta conclusión?

Para conseguir llegar a estos resultados tomaron como muestra a 118 pacientes que habían sufrido quemaduras. Aquellas que habían ocurrido entre las 8 de la tarde y las 8 de la mañana tardaban al menos unos 28 días en curarse en comparación con los 17 días que tardaban en hacerlo las sufridas entre las 8 de la mañana y las 8 de la tarde. Una diferencia de unos 11 días que supone un tiempo indispensable para una recuperación total de nuestro cuerpo.

Según los investigadores, se cree que el ritmo circadiano hace que las células de la piel que tratan de recuperar la zona afectada están más activas durante el día, con un incremento de las proteínas que ayudan a la reparación de celular, como la actina (la cual actúa como una especie de músculo). Por otro lado, también se encontró una mayor cantidad de colágeno, la principal proteína estructural de la piel, que seguía estando presente en la zona de la herida hasta dos semanas después de haberla sufrido.

Según el líder del estudio, Dr John O’Neill, teniendo en cuenta estos resultados el siguiente paso es conseguir engañar a las células para que crean que es otro momento del día: “En las células humanas y de ratones podemos ‘resetear’ el proceso de curación del tejido confundiendo a las células para que crean que es un momento diferente del día: encendiendo y apagando las luces a lo largo de la noche o con medicamentos que alteren su ritmo circadiano al punto en el que el cuerpo se recupere más rápido”.

El futuro de este proyecto pasará por mejorar los tiempos de recuperación de los pacientes que hayan salido de una operación o hayan sufrido una quemadura importante. Una forma de evitar que estas se infecten con el paso de los días.

Alberto Pascual García