Para los científicos el Alzhéimer sigue siendo todo un desconocido con el que tienen que lidiar para saber cómo atacar. Existen numerosos indicios de cómo una persona puede llegar a desarrollar una demencia senil o Alzhéimer, pero reconocen que aún queda mucho por trabajar. En la última Conferencia de la Asociación Internacional del Alzhéimer y celebrada en Londres, se presentaron algunos de los principales factores que pueden hacer pensar a los médicos, de manera más temprana, que su paciente está desarrollando una demencia. Entre ellos se encontraba la pérdida de audición.

Para poder tomarlo como un elemento importante dentro del diagnóstico un equipo de la Universidad de Wisconsin estudió la memoria y la destreza de pensamiento de 783 personas de mediana edad y que gozaban de una salud cognitiva buena. Más de 2 tercios de ellos, además, tenían al menos un progenitor diagnosticado con la enfermedad del Alzhéimer. El equipo llevó a cabo una serie de pruebas durante el periodo de 4 años y comprobó que aquellos que tenían problemas de audición al comienzo de la investigación tenían más del doble de posibilidades de tener un deterioro cognitivo leve una vez pasado ese tiempo, en comparación con aquellos que escuchaban perfectamente.

A pesar de que es un dato importante a tener en cuenta, los miembros del equipo reconocen que existen más motivos a considerar y que es importante seguir estudiando sobre la materia, para llegar a la conclusión de si el tratamiento de la hipoacusia en los pacientes con problemas de audición mejora, aunque sea de forma leve, las posibilidades de no desarrollar una demencia.

¿Tiene algo que ver mi dieta?

En Londres se llegaron a presentar otros estudios vinculados por las probabilidades de desarrollar Alzhéimer en un futuro. En este caso, se tomó en cuenta cómo afecta nuestra dieta a la posibilidad de desarrollar o no la enfermedad. La conclusión principal de todos los estudios es que una dieta sana está vinculada a un menor impacto en las dificultades cognitivas.

Un ejemplo es el estudio que llevó a cabo la Universidad de California San Francisco, la cual monitorizó la dieta de 6.000 personas sobre unos estándares que tuvieron en cuenta su estado físico y su rutina diaria. Aquellos que se adaptaron a una dieta mediterránea o similar durante un año fueron aproximadamente un 35% menos propensos a tener problemas cognitivos.

Fuente: The Guardian

Alberto Pascual García