Las consecuencias devastadoras de un incendio forestal no se acaban cuando el fuego se apaga, ya que se prolongan en la salud humana. Hasta la fecha no existían demasiados estudios científicos sobre los efectos en la salud humana de las sustancias contaminantes que contiene el humo de un incendio pero, ahora, acaba de publicarse uno realizado por investigadores del U.S. National Institute for Occupational Safety and Health.

Según explica este informe, el humo que genera la madera al quemarse es una mezcla de monóxido de carbono, cenizas alcaloides y partículas de carbón orgánica. Y todos esos elementos coinciden en contener hidrocarburos poliaromáticos policlínicos, PAH por sus siglas en inglés.

Con ese nombre se conoce a un grupo de cien compuestos químicos que se generan durante la quema de madera, carbón y petróleo. Los PAH, que penetran en el organismo a través de los pulmones, tienen la particularidad de que son sustancias altamente cancerígenas. Y no solo eso, ya que estudios realizados con ratones han revelado que también pueden afectar a la fertilidad e incluso dañar el ADN.

El estudio también revela que los bomberos y miembros de brigadas forestales presentan un porcentaje superior de casos de cáncer, que se atribuyen a la exposición habitual a estos compuestos. Pero el riesgo afecta a cualquier persona que viva en una zona dónde se haya producido un incendio forestal. El problema es incluso más grave si se tiene en cuenta que el viento transporta los PAH a muchos kilómetros de distancia.

Afortunadamente, la lluvia acostumbra a limpiar la atmósfera de estas sustancias. Pero en el caso de que no llueva, pueden mantenerse en el aire en altas concentraciones durante semanas.

Vicente Fernández López