Volar no es una experiencia que resulte especialmente agradable a muchas personas y parece que es un comportamiento que han heredado también los perros. Si tenéis uno en casa y habéis cogido un avión con ellos, ya sabéis que no es siempre su aventura favorita, más aún cuando van metidos en un trasportín en la bodega del avión, pero es una situación puntual. Al contrario que sucede con los perros que se dedican al rescate y búsqueda de gente en zonas de desastre tras un terremoto, un tornado o un tsunami. Ellos vuelan de forma más habitual y por ello, un equipo de la Universidad del Sur de Illinois quiso indagar en cómo les afecta tanto físicamente como en el terreno laboral.

Los investigadores se fijaron, entonces, en lo que nadie antes había reparado: estudiar el microbioma de los perros. Conocer qué tipo de bacterias pueblan en ellos en situaciones de estrés les permitiría saber hasta qué punto un vuelo puede trastornarles. Para ello, plantearon dos situaciones: un vuelo de 2 horas y media en una aerolínea comercial y un vuelo rápido en un helicóptero. Este último elevó la temperatura de los canes e incluso se observaron picos de la hormona del estrés, cortisol, pero su microbioma no cambió de forma particular. Lo curioso es que los perros que entraron en el aeropuerto, pasaron por seguridad e hicieron el vuelo más largo mostraron un cambio microbiano importante, con una abundancia de Clostridia y Bacteroidaceae, bacterias muy comunes en el tracto intestinal. Lo que explicaría los episodios de diarrea que sufren.

Para los investigadores, el mayor descubrimiento fue que una vez tomaron tierra los perros de ambas experiencias lograron hacer su trabajo sin problemas. Daba igual que hubieran sufrido estrés, que tuvieran el estómago revuelto o que su ritmo sanguíneo no fuera correcto, ellos siguieron desarrollando su labor como si nada hubiese pasado. La fuerza física que tienen y su capacidad para recuperarse impactaron al equipo, que asegura que este es un bonito comienzo para una investigación a largo plazo que no solo ayude a entender el comportamiento de los perros de rescate sino del resto también, cuando se enfrentan a situaciones de estrés.

Fuente: ScienceDaily

Alberto Pascual García