Si Sigmund Freud levantase la cabeza y descubriese cómo es el aparato genital de un pato macho, estaría en la obligación de volver a reformular su concepto de «envidia del pene» e incluir no solo a las mujeres, sino también a todos los hombres del planeta.

Antes de seguir avanzando ¿cómo te imaginas el pene de un pato? En primer lugar el hecho ya es sorprendente, ya que no hay muchas aves macho que vayan presumiendo de falo por ahí, ya que, por lo general, carecen de él. Pero en el caso de tener que imaginarlo sin saber la respuesta previamente, me imaginaría algo sencillito, no demasiado destacable y similar al de un perro o un gato. Si eres tan inocente como yo de haber pensado así al ver el titular, siento decirte que a continuación descubrirás cuán equivocados estábamos.

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Un equipo de investigadores se ha dedicado a observar el pene de dos grupos de patos de especies distintas: los malvasía canelas (promiscuos y con penes de longitud considerable), y los porrón bola (cuyos penes son más bien cortitos y mantienen relaciones con parejas estacionales). Los resultados, publicados en Nature, explican que tras aplicar la metodología de trabajo y realizar varios experimentos sexuales con los patos, descubrieron que la competencia entre machos les estimulaba para tratar de destacar entre el resto de compañeros.

Dicha competencia la mostraban con la longitud de su pene. Tras mantener cautivos a la especie más promiscua y a la más fiel, observaron que los porrón bola, cuyo pene es más bien limitado, crecía más cuando estaba en presencia de otros machos. En cambio, en los malvasía canelas el resultado no fue tan contundente. Una gran parte de ellos no consiguieron alcanzar la madurez sexual hasta su segundo año de vida. Es más, cuando les ocurrió este cambio fisiológico, al resto de patos que estaban en grupo les crecía su miembro más rápido que a aquellos que vivían en pareja.

Entre los patos, los penes son de lo más variados. La investigadora Patricia Brennan y su equipo encontraron un pato zambullidor que presumía de un miembro de 42 centímetros, el más largo que hasta ahora se ha visto. Según los investigadores, el estudio demuestra «cómo las fuerzas sociales pueden realmente moldear la anatomía personal, pero también sugiere cómo el conflicto sexual y la autonomía dan forma al comportamiento social».

Rafael Mingorance