El debate sobre la relación entre el peso y el metabolismo siguen candente. Un nuevo estudio, publicado en el Journal of the American College of Cardiology, advierte a los médicos que no ignoren los riesgos cardiovasculares de aquellos que se clasifican como «obesos sanos» o considerados como «peso normal», pero que tienen anomalías metabólicas como la diabetes.

Los académicos del Instituto de Investigación de Salud Aplicada de la Universidad de Birmingham llevaron a cabo lo que hasta ahora es el análisis más amplio de su tipo comparando el peso y el estado metabólico con los riesgos de enfermedades cardiovasculares de más de 3,5 millones de personas. Los voluntarios se dividieron en cuatro «fenotipos de tamaño corporal» utilizando el Índice de Masa Corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso corporal por la altura al cuadrado.
1. Bajo peso (IMC inferior a 18,5)
2. Peso normal (más de 18 pero menos de 25)
3. Sobrepeso (más de 25 pero menos de 30)
4. Obeso (más de 30).

A lo largo de cinco años se realizó un seguimiento de los pacientes y se evaluó si habían desarrollado alguno de los siguientes tipos de eventos cardiovasculares: enfermedad coronaria, enfermedades cerebrovasculares (en particular, accidentes cerebrovasculares ), insuficiencia cardiaca o enfermedad vascular periférica (PVD). Al mismo tiempo, se tomaron en consideración tres anomalías metabólicas: diabetes, hipertensión e hiperlipidemia. Luego se clasificó a una persona metabólicamente sana como carente de anomalías metabólicas.

Los resultados mostraron que los individuos que son obesos metabólicamente sanos (MHO por sus siglas en inglés), es decir, aquellos que son obesos pero no sufren anormalidades metabólicas como la diabetes, la presión arterial alta y el colesterol alto, tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares en comparación con aquellos que son peso normal sin anomalías metabólicas. Los voluntarios que eran MHO tenían un riesgo 49% más alto de padecer enfermedades coronarias,su riesgo de enfermedades cerebrovasculares era un Tres anomalías metabólicas fueron tomadas en consideración durante el estudio: diabetes, hipertensión e hiperlipidemia. Se clasificó a una persona metabólicamente sana como carente de anomalías metabólicas.
mayor y si se trataba de insuficiencia cardíaca el riesgo ascendía a un 96% comparándolos con aquellos sujetos con peso normal y metabólicamente sanos.
Es importante destacar que los resultados mostraron que que los individuos con peso normal, pero con una o más anormalidades metabólicas, tenían un mayor riesgo de enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular, insuficiencia cardiaca y PVD en comparación con individuos de peso normal sin anomalías metabólicas.

Juan Scaliter