Rascarse es algo más que reaccionar a un picor, de hecho es una conducta común en primates, incluyendo los seres humanos. Y uno de sus objetivos sería reducir el estrés.
De acuerdo con una reciente investigación, liderada por Jamie Whitehouse de la Universidad de Portsmouth, esta conducta podría haber evolucionado como una herramienta de comunicación para ayudar a la cohesión social.
La investigación, publicada en Scientific Reports, plantea la cuestión de si los humanos nos rascamos como una respuestaa comportamientos de estrés.
“Las conductas de estrés observables podrían haber evolucionado como una forma de reducir la agresión en las especies de primates socialmente complejas – explica Whitehouse en un comunicado –, mostrando a otros miembros del grupo que estamos estresados. Esto podría beneficiar tanto a los que se rascan como a los que miran, porque ambas partes pueden evitar el conflicto”.

El equipo de Whitehouse analizó el comportamiento de 45 macacos rhesus de un grupo de 200, en Puerto Rico, a lo largo de ocho meses. Sus conclusiones apuntan a que era más probable que el acto de rascarse se produjera en tiempos de mayor estrés, como estar cerca de individuos de alto rango o de desconocidos. Esta conducta reducía hasta un 50% la posibilidad de ataque si el mono se encontraba con un miembro más prominente en su grupo. Rascarse también reducía la posibilidad de agresión entre individuos que no tenían un fuerte vínculo social.
Los investigadores esperan que los resultados conduzcan a una mejor comprensión del estrés en los seres humanos, así como la forma de manejarlo en animales cautivos.

Juan Scaliter