Otro año más es posible encontrar ofertas en cualquier cosa que tenga precio, desde tecnología, hasta viajes y aún alquileres. Y solo por un tiempo limitado.
Tradicionalmente en España, había que esperar hasta el día después de Reyes para este tipo de ofertas. Pero en los últimos años la “tradición” estadounidense del Black Friday ha invadido el planeta y un día después de Acción de Gracias, comienza la fiebre. Y los comercios lo saben y se sirven de ello para explotar dos emociones clave: orgullo y remordimiento.
Investigaciones vinculadas a la toma de decisiones publicadas por la American Psychological Association, ha demostrado que el miedo al remordimiento futuro influye en nuestras elecciones: elegimos en base a lo que tememos pueda ocurrir. El arrepentimiento es una emoción complicada que puede manifestarse tanto en forma de «actos de comisión», como cuando hacemos algo; así como también «actos de omisión», cuando no lo hacemos.

De acuerdo con el estudio antes citado, las personas informan que lamentan más las acciones que condujeron a un mal resultado que los malos resultados que se produjeron al no actuar.
Para los consumidores que tienen la opción de participar o abstenerse en Black Friday, el arrepentimiento puede producirse tanto por participar (y hacer una elección errónea), como por abstenerse. La clave está en el pasado: si lograron buenos resultados, repetirán la conducta.
Finalmente está el orgullo. Si huimos del arrepentimiento, con el orgullo pasa lo contrario: perseguimos sentirnos orgullosos. Y en Black Friday esta emoción puede llevarnos a consumir más de lo pensado. Afortunadamente el arrepentimiento es más fuerte que el orgullo.
Sea cual sea la decisión que tomes hoy, está claro, según un estudio publicado en Journal of Business Research, que el consumo está más vinculado a las emociones de lo que pensamos: .

Juan Scaliter