Las cicatrices pueden desaparecer, pero la piel tiene memoria. Eso es lo que afirma un reciente estudio realizado por expertos de la Rockefeller University. De acuerdo con un estudio publicado en Nature, las heridas u otras experiencias o circunstancias que provocan inflamación generan recuerdos duraderos en las células madre de la piel, lo que les enseña a curar las lesiones posteriores con mayor rapidez.
El primer episodio de inflamación sensibiliza a estas células y así, la próxima vez que “sientan” algo similar, ya saben cómo reaccionar. Esta investigación proporciona la primera evidencia de que la piel puede formar recuerdos de una respuesta inflamatoria, un descubrimiento que la investigadora principal Elaine Fuchs dice que podría tener implicaciones importantes para comprender mejor y tratar una variedad de condiciones médicas.

“Al mejorar la capacidad de respuesta a la inflamación – señala Fuchs en un comunicado –, estos recuerdos ayudan a la piel a mantener su integridad, una característica que es beneficiosa para curar heridas después de una lesión. Esta memoria también puede tener efectos perjudiciales, sin embargo, tales como contribuir a la recaída de ciertos trastornos inflamatorios como la psoriasis».

Desde hace mucho tiempo se sabe que el sistema inmune mantiene un recuerdo de inflamación para montar respuestas más rápidas a las infecciones recurrentes. Pero los científicos del laboratorio de Fuchs sospecharon que otros tipos de células también podrían recordar de forma similar la inflamación. La piel era un lugar lógico para investigar: como la barrera protectora del cuerpo, soporta frecuentes agresiones.
En experimentos con ratones, los científicos comprobaron que las heridas se cerraban más de dos veces más rápido en la piel que ya había experimentado inflamación que en la piel que nunca se había dañado, incluso si la inflamación se había producido hasta seis meses antes, el equivalente a unos 15 años para un ser humano.

Pero la inflamación puede llevar a efectos no deseados, como ocurre en ciertas enfermedades autoinmunes como la psoriasis, un trastorno marcado por manchas rojas y escamosas que a menudo se inflaman repetidamente en el mismo punto. Los resultados del equipo de Fuchs sugieren que la propia piel podría contribuir a esta reacción recurrente.
“Durante mucho tiempo – concluye Samantha B. Larsen, coautora del estudio – se ha pensado que las enfermedades inflamatorias tenían su raíz en las células inmunes que se vuelven contra el cuerpo. Sin embargo, claramente no es la única causa: las células madre también pueden ser importantes. Y debido a que la capacidad curativa de las células madre disminuye con la edad y va completamente mal en el cáncer, la reprogramación a través de la inflamación también puede tener implicaciones para estas condiciones. Ahora tendremos que ver cómo aplicamos estos conocimientos en nuevas terapias”.

Juan Scaliter