Desde hace décadas, los científicos saben que las fiebres en el primer trimestre del embarazo aumentan el riesgo para algunos defectos del corazón y deformidades faciales tales como fisura del labio o paladar. Pero cómo ocurría esto no estaba claro: ¿era un virus u otra fuente de infección que causaba los defectos, o era la propia fiebre el problema?
Ahora, un grupo de expertos de la Universidad Duke, liderados por Eric Benner, señalan que es la fiebre y no lo que la provoca, lo que interfiere con el desarrollo del corazón y la mandíbula durante las primeras tres a ocho semanas del embarazo. Sus hallazgos, demostrados en embriones de animales, han sido publicados en Science Signaling.
Los resultados, afirman los autores, sugieren que una parte de los defectos de nacimiento podrían prevenirse reduciendo la fiebre de la madre con el uso controlado de paracetamol durante el primer trimestre.

«Mi esperanza – explica Bernner en un comunicado – es que en esta etapa del embarazo, las mujeres deben informar a su médico si tienen fiebre y considerar tomar paracetamol, que ha sido extensamente estudiado y se ha determinado que es seguro durante el primer trimestre”.
Para observar cómo la fiebre afectaba a un feto en desarrollo, los investigadores como modelos al pez cebra y también embriones de gallinas. Entre los hallazgos realizados, los científicos descubrieron que las células de la cresta neural (células fundamentales para el corazón, la cara y la mandíbula) contienen elementos sensibles a la temperatura.
«Descubrimos que estas células de la cresta neural – concluye Bernner – contienen canales iónicos sensibles a la temperatura. Son los canales que, cuando metemos la mano en agua caliente, el cuerpo nos alerta del cambio de temperatura”.

Juan Scaliter