Los objetivos planteados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático 2015, celebrada en París, podrían contar con una gran ayuda hasta ahora poco contemplada a la hora de reducir los gases de efecto invernadero.Así lo afirma un reciente estudio realizado por diferentes universidades de Estados Unidos y liderado por Helen Harwatt.
La idea es sencilla y se basa en realizar un sencillo cambio en los hábitos alimentarios, algo que tendría un gran impacto en el medio ambiente: si los estadounidenses comieran legumbres en lugar de carne vacuna, se podría reducir entre un 50 y un 75% las cifras de emisiones acordadas para el año 2020.

De acuerdo con el estudio, publicado en Climatic Change, el ganado vacuno es el alimento más intensivo en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que las leguminosas producen apenas una cuarta parte de dichos gases. El cambio también tendría un impacto directo en cuanto al aumento de las temperaturas globales. La producción de carne, señala el estudio, realiza un uso ineficiente de las tierras agrícolas. Sustituir la carne vacuna por legumbres liberaría el 42% de las tierras cultivables de los Estados Unidos, un total de 692.918 km2, más de la superficie de España.
«Teniendo en cuenta la escala de las reducciones de gases de efecto invernadero necesarias para evitar los peores impactos del cambio climático – señala Harwatt –, ¿estamos preparados para comer análogos de carne vacuna que tengan un impacto climático mucho menor? La reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero necesaria, no nos permite el lujo de comer carne como solíamos”.

Juan Scaliter