Dicen que la primera filtración (con captura de pantalla incluida) del proyecto llamado inicalmente Kumo llegó de la mano de un trabajador de Microsoft.

Sea como fuere, no es un secreto para nadie que la compañía de Redmond lleva años intentando hacerse con un puesto en internet (búsquedas y otros servicios) acorde con su condición de líder del sector del software.

Hoy día, alrededor del 65% de los internautas de todo el mundo usa Google, mientras que quienes se sirven de Live (antes MSN), el buscador de Bill Gates, rondan el 8%.

Otra cosa que todos pudimos leer en la red (después del fracaso en comprar Yahoo!) fue que Microsoft había adquirido en 2008 la compañía Powerset, especializada en eso que llaman “búsquedas semánticas”.

Eso querría decir que el motor sería capaz de entender en cierto modo nuestras intenciones: si buscas “tabla de surf”, no hará caso a las mesas de planchar ni a los Beach Boys, porque no son del mismo campo semántico.

Lenguaje natural
Fue lo primero que trataron de lograr los algoritmos primigenios de búsqueda en la década pasada, pero era algo tan complejo de programar que los desarrolladores se pasaron a la búsqueda sintáctica.

El problema fue que hubo que aprender a buscar, porque no siempre atendían bien al lenguaje natural, no discriminaban.

Pero, ¿hay hueco de mercado para Bing? Sí. En el email interno que la directora de búsquedas de Microsoft envió a todos los empleados para invitarles a probar Kumo hablaba de cómo está el percal en la red:

“A pesar de las mejoras realizadas, el 40% de las búsquedas no se resuelven, la mitad de las peticiones son de gente que lo intenta de nuevo, y el 46% de las sesiones de búsqueda duran más de 20 minutos”.

Ahora solo hace falta que los internautas no estén demasiado hechos a buscar al “estilo Google” como para dar una oportunidad a Bing (o Kumo).

Redacción QUO