Las chicas son guerreras. Siempre lo han sido. Y en el cine más. Ahora que en las pantallas triunfa Sucker Punch y que en TV se estrena la nueva versión de Nikita protagonizada por la ultrasexy Maggie Q, he querido hacer un homenaje a algunas de las mejores heroínas de acción de todos los tiempos.

He evitado a las más obvias y conocidas, como La Sigourney Weaver de Alien o la Uma Thurman de Kill Bill (además de casi todas las del cine contemporáneo) y he buceado en lo más viejuno de mi filmoteca particular para encontrar a este grupo de 15 aguerridas féminas. Es una selección particular y muy personal y seguro que se podrían añadir muchas más. Pero aviso que cualquiera de estas chicas es capaz de partirle los morros al más chulo del barrio.

Intolerancia (1916)

Las heroínas de acción no son algo nuevo en las películas. Son tan antiguas como el mismo cine. De hecho, creo que la primera de todas, si no me falla la memoria, es «La chica de las montañas», personaje que Constance Talmadge interpretaba en el episodio babilónico de esta monumental obra maestra de David Wark Griffith. La chica en cuestión, una campesina un tanto asilvestrada, va a la capital del imperio, Babilonia, con su hermano, y se enamora del apuesto príncipe que, por cierto, no le hace el menor caso ya que ni siquiera se percata de su existencia durante toda la película. Eso no impide que ella esté dispuesta a hacer cualquier cosa por el hombre de sus sueños. Descubre una conspiración para destruir la ciudad, trata de avisar al príncipe, y cuando el ejército enemigo asalta la megalópolis, ella se pone una coraza, agarra un arco y comienza a asetear a todo el que trata de saltar las murallas. Con una puntería de lo más certera, ya que al menos se carga a una docena de tipos antes de morir heroicamente sin que el príncipe de sus sueños sea siquiera  consciente de su heroíca gesta. Aaah… el amor fou.

El demonio de las armas (1950)

Diecisiete años antes de Bonnie and Clyde, el director Joseph H. Lewis ya contó una historia parecida en esta obra maestra del cine negro. Un chico de pueblo (John Hall) aficionado a disparar, conoce en un espectáculo ambulante a una escultural rubia (Peggy Cummings) que ejerce como tiradora, con una puntería asombrosa. Ambos se baten en un duelo de exhibición y se enamoran apasionadamente. Los planos de ella acariciando lubricamente el cañón del revolver de él, lo dicen todo. A continuación, la mala vida les lleva a convertirse en atracadores de bancos, llegando a ser los criminales más buscados de todo el país. He de decir que el personaje de Peggy Cummings en este filme es mi femme fatale preferida de todo el cine negro clásico. Despide un morbazo increíble. Maneja el revolver con una soltura fabulosa y es implacable: no duda en pegarle un tiro en la cara a una cajera simplemente porque no le gusta la expresión de su rostro. En fin… Es que las chicas malas en el cine tienen su punto.

La mujer pirata (1951)

Voy a confesar una cosa: creo que esta es una de las películas de aventuras más tristes que he visto nunca. Lejos de ser una alegre epopeya de espadachines (en este caso espadachinas) saltarines, es una historia oscura y desesperanzada, donde la heroína acaba sola y siendo traicionada por todo el mundo. La guapísima Jean Peters (a quien le iban los papeles dinámicos, ya que no en vano fue la bella carterista de Manos peligrosas y una aguerrida india en Apache) encarna aquí a Providence, una mujer pirata capaz de arrancarle con su sable un mechón de la barba al mismísimo Barbanegra. Una chica dura. ¿O no tanto? Porque comete el error de enamorarse de un apuesto prisionero francés (Louis Jourdan), sin saber que se trata de un agente secreto enviado para destruirla. Abandonada por sus compañeros, traicionada por su galán… Jean elegirá morir como lo hacen los grandes capitanes dignos de tal nombre: hundiéndose con su barco, en una escena tan triste como realmente conmovedora. No se la pierdan. Es otra obra maestra. No en vano la dirigió el gran Jacques Tourneur.

Barbarella (1968)

En esto de la afición por el cine, las filias y las fobias juegan un papel importantísimo, y yo tengo que confesar que adoro esta película de Roger Vadím, por muy mala que se empeñen en decir que és. ¿Y por qué me gusta? Por lo guapísima que está Jane Fonda y por los sexys y psicodélicos modelitos de Paco Rabanne que luce durante la función. De hecho, si actual mente soy un fetichista de las botas es por causa de esta película. Pero al grano, que me enrrollo… En Barbarella, Jane es una especie de mujer policía espacial enviada a un lejano planeta a buscar un científico llamado Duran Duran (si, de aquí tomaron su nombre los chicos del grupo británico) que ha construído un arma, el rayo positrónico (en fin…), con la que puede destruir la Tierra. Por el camino es seducida por un cavernícola (Ugo Tognazzi, ni más ni menos), atacada por un grupo de muñecas caníbales, semi-violada por una hermosa lesbiana con parche (la escultural morenaza Anita Pallenberg), y se enamora de un ángel ciego ( que ya es mala suerte echarse un pedazo de novia como Jane Fonda y no poder ver). Y mientras todo eso sucede, Jane pone cara de pasmo a la vez que en cada escena va perdiendo una parte de su sexy uniforme. Finalmente, los malos la introducen en la máquina del placer supremo para matarla provocándole un  superorgasmo, pero ella es tan sexualmente poderosa que acaba haciendo que el cacharro reviente. Insuperable, Jane, insuperable.

Hannie Caulder (1971)

Raquel Welch ya había mostrado maneras en esto de manejar las armas interpretando a una revolucionaria mexicana en Cien rifles (1968). Pero donde confirmó todo su potencial como mujer de acción fue en este western de Burt Kennedy rodado en España. Interpreta a una mestiza que tras ser vilolada por tres de los más sucios y costrosos forajidos que uno pueda concebir en el cine de esa década (Ernest Borgnine, Jack Elam y Stroher Martin, a cada cuál más «guapo»), decide vengar su honror mancillado y darle matarile a los tipejos que profanaron su virtud. Cuenta con la ayuda ocasional de un cazarecompensas (Robert Culp, mucho antes de encarnar al detective Bill Maxell en la inolvidable serie El gran héroe americano), que la enseña a disparar. Luego, ella se encarga por si misma de enviarlos al infierno a todos. La imagen de Raquel cubriendo su escultural cuerpo con un simple poncho y la pistola anudada al cinto es ya un icono del género. Y déjenme decirles que unos años después la Welch volvería a hacer de tía durísima en una cosa titulada Kansas City Bomber (1972), una película sobre un equipo femenino de Roller Girls, donde las chicas acaban todos los partidos a «hostia limpia».

Foxy Brown (1974)

Ver a la espectacular Pam Grier pateando culos siempre es una gozada. Y esta es sin duda su película más emblemática. Para descubrir a los asesinos de su novio, se hace pasar por prostituta de lujo e ingresa en una agencia de modelos que en realidad es una tapadera de una orgnización dedicada a la trata de blancas. Un mero pretexto argumental para que Foxy (Pam) se dedique a demostrar sus habilidades con ¡as artes marciales. Se pelea con otro grupo de tías en un bar de lesbianas, cose a tiros a todos los mafiosos y polis corruptos que se le cruzan en el camino, y al final acabar cortándole los huevos literalmente al jefe de todo el tinglado. Escalofriante… Años después, Tarantino rendiría un emotivo homenaje a Pam Grier rescatándola del olvido para protagonizar la que a mi me aprece una de sus mejores películas, Jackie Brown.

Sex and fury (1973)

Una de las películas que sirvieron de inspiración a Tarantino para su Kill Bill. A medio camino entre el cine puramente erótico y la acción más dura, el filme se inspira libremente en la historia de o-Cho Inoshita, la primera mujer que llegó a ser lider de una banda de yakuzas. Aquí, la heroína, interpretada por Reiko Ike, es una conocida delincuente que busca a los tipos que asesinaron a su padre y la violaron cuando era una adolescente. Finalmente se enfrenta con una docena de tipos en un duelo épico, armada únicamente con una katana y vestida tan solo con el kimono de su dignidad. La escena vale por toda la película, se lo aseguro. Y, si me apuran, casi mola más que la de Kill Bill, que tampoco estaba nada mal.

Thriller. A cruel movie (1974)

Otra que a Tarantino le moló un montón. De hecho, la imagen del personaje de Daryl Hannah en Kill Bill está tomada directamente de la de la protagonista de este filme sueco. Aquí, la chica además de tuerta (un proxeneta le arranca con una aguja hipodérmica uno de sus ojos), es muda, a causa de un trauma provocado por los abusos de un familiar cuando era una niña. Con tal carga de rabia emocional no es extraño que la muchacha agarre un rifle de calibre pesado y se dedique a cargarse a tiros a todos los verdugos que le han ido haciendo la vida imposiblle. Curiosamente, para ser una película de venganzas, tiene un ritmo pausado, a la sueca, roto solo por los ocasionales y sangrientos estalidos de violencia. Vamos, algo así como un cruce entre sam Peckinpah e Ingmar Bergman. Hay que avisar que por el mercado circula una versión adulterada que introduce insertos completamente pornográficos en las escenas más o menos eróticas de la cinta original.

Asalto a la comisaría del distrito número 13 (1976)

Con cuatro perras, e inspirándose en Río Bravo y La noche de los muertos vivientes, John Carpenter consiguió con su segunda película casi una obra maestra del suspense. Un grupo de policías se quedan por la noche como retén de guardia en una comisaría de las afueras de Los Ángeles, que va a ser clausurada al día siguiente. Pero la noche será cualquier cosa menos tranquila, ya que un auténtico ejército de pandilleros pretende asaltar el recinto y acabar con ellos para vengar la muerte de unos colegas (asesinados a sangre fría por las fuerzas del orden). Entre el vairopinto grupo de personajes asediados en la comisaría yo me quedo con la fría y escéptica mujer policía interpretada por la guapa Laurie Zimmer. Ni se inmuta cuando uno de sus compañeros le dice la primera obscenidad que aprendió cuando era niño. «No esta mal para un niño de siete años», responde ella. Coquetea con un reo condenado a muerte que se encuentra recluído en una celda a la espera del trasladado, y con un revolver se cepilla ella sola a una docena de pandilleros. El personaje ha pasado a la posteridad. Pero de la actriz poco más se supo hasta que en el año 2000, un estudiante de cine fascinado por esta película, rodó un documental titulado Buscando a Laurie Zimmer. Como no lo he visto no puedo decirles si finalmente la encontró. Espero que si. Es que a mi me gustan las historias de amor con final feliz.

Afrodita negra (1977)

Si les digo el nombre de George Wilson probablemente se queden como estaban. Pero seguro que el de Ajita Wilson ya les suena algo más. Esta actriz, estrella de varios subproductos en la época del cine clasificado S, es el primer transexual célebre del mundillo peliculero. De hecho trabajaba como bombero en Nueva York antes de cambiarse de sexo. Ya convertida en actriz protagonizó una serie de títulos seudoeróticos entre los que destaca éste, de producción griega, en el que interpreta a una especie de James Bond femenino que se pasa toda la película en pelotas. La Wilson era muy atlética así que además de en las escenas eróticas, brila también en las de lucha. Su carrera, desafortunadamente iría a peor, protagonizando en nuestro país dos películas inenarrables, La pitoconejo (en fin…) y Los energéticos, junto a Pajares y Esteso. Moriría en 1985 en un accidente de tráfico. Quienes nos criamos en los cines de barrio no te olvidamos Ajita. En serio.

Star Crash. Choque de galaxias (1979)

Les presentamos a Stella Starr, la cazarrecompensas más bella del espacio. Esta chica indudablemente es prima de la Barbarella de Vadín, y protagonista de este remedo cutre e italiano de La guerra de las galaxias. De hecho, lo único salvable de esta película era el personaje de ella, interpretado por la escultural Caroline Munro, un monumento de mujer que ya se había curtido en varias películas de la Hammer (cómo Drácula 73…) y que incluso había hecho de mala en una de James Bond, La espía que me amó (1977). Aquí luce tipazo y muestra una especial habilidad con las artes marciales en una escena en la que pelea con un tribu entera de rubicundas amazonas. Hay que señalar que a la pobre Caroline le colocaron en esta película como galán nada menos que a ¡David Hasselhoff!, varios años antes de que se sentase al volante del coche fantástico. Menos mal que ella podía con todo.

Ángel de venganza (1981)

¡Contra violación castración! Esa podía haber sido perfectamente la frase promocional de esta película dirigida por un primerizo  Abel Ferrara. Su historia comienza de forma delirante. Una chica sordomuda es violada por un enmascarado al salir del trabajo. A duras penas logra llegar a su hogar, donde se encuentra…. ¡con otro psicópata!…. que, por supuesto también la viola. Aunque tal coincidencia de desgracias pueda parecer absurda, la película a partir de aquí remonta el vuelo, con la protagonista trastornada (no es para menos, la verdad) y convertida en una especie de mantis religiosa que decide vengarse de este mundo patriarcal liquidando a todo macho que se cruza en su camino. Su título original, Mrs 45, me gusta muchísimo más que el español y he de decir que la película tiene una atmósfera malsana y enfermiza que transpira mal rollo. Especialmente recordada es la escena en que la chica, disfrada de monja puta, se apiola a un rijoso jeque árabe en una limousina. ¿Explotación morbosa? ¿Alegato feminista disfrazado de relato de acción? Creo que esta película tiene algo de ambas cosas y confieso que cuando la vi en mi adolescencia me hizo sentir cierta verguenza de mi condición masculina. ¡Hay que abolir el patriarcado, ya!

Goldeneye (1995)

De entre todas las chicas Bond, mi favorita es Xenia Onatov, esta ex asesina del KGB interpretada por la escultural FamKe Janssen. ¿Cómo no enamorarse de una mujer que fuma puros, maneja el kalashnikov como si hubiera nacido pegada a él, y asesina a sus víctimas estrangulándolos con sus piernas? Que pena que en el duelo final ganara Bond. No hay justicia en este mundo.

Naked weapon (2004)

Si a alguien le gusta el rollo de ver a un grupo de mujeres matándose entre ellas, ésta es su película. Este delirio rodado en Hong Kong arranca en una escuela para asesinas. Las 40 alumnas deben enfrentarse en un duelo mortal en el que solo puede quedar una. Así empieza esta película, con una auténtica batalla campal entre cuatro decenas de bellas féminas exterminándose entre ellas de las maneras más variadas. Y la vencedora es… Maggie Q, sí, la misma que ahora protagoniza Nikita. Hay que decir que el resto de la película no está a la altura, pero es que era difícil mantener el nivel con un arranque tan potente.