Antonio Damasio ha acudido a Barcelona porque la Universitat Ramon Llull (URL) le ha investido Doctor Honoris Causa, y además, ha aprovechado para presentarnos su nueva obra, Y el cerebro creó al hombre, publicada por la editorial Destino un mes antes que la versión en inglés. Este neurólogo, premio Príncipe de Asturias en 2005, es al cerebro lo que Darwin a la evolución. Ha ampliado notablemente nuestra comprensión del aprendizaje, del arte y del amor. Sus investigaciones han modificado nuestra percepción de la memoria. Y ahora persigue un objetivo similar con la conciencia: “Esa portentosa aptitud que consiste en tener una mente provista de propietario”, es decir, una mente dotada de subjetividad. En un encuentro exclusivo, le preguntamos sobre todo: desde arquitectura a Facebook, musarañas y alucinaciones. P Usted disfruta con la música y ha estudiado su neurobiología. ¿Los efectos emocionales del himno de campaña de un partido político podrían resultar decisivos en mi decisión de voto?
R Planteas una cuestión difícil de responder con los conocimientos actuales. Sabemos que la música de un himno contiene una carga emocional capaz de vincular y reunir a un grupo en torno tanto a partidos políticos como a equipos de fútbol, por ejemplo. Solo tienes que observar la respuesta entregada de la gente cuando escucha su himno nacional. Genera unidad.
P ¿Y por qué resulta tan complicado olvidar un gran amor?
R A lo largo de nuestra vida, nos vamos enfrentando a situaciones que generan sentimientos de dolor o placer. Las experiencias que despiertan más emociones, como sería el caso de un gran amor, permanecen instaladas con firmeza en el hipocampo. Solo el paso del tiempo cura los males del corazón.
P Hay ciegos que sufren alucinaciones porque sus cerebros generan imágenes en forma de película (síndrome de Charles Bonnet). ¿Hasta qué punto, por ejemplo, el arte rupestre no fue fruto de dichas alucinaciones? Su colega neurólogo, Oliver Sacks, se lo ha preguntado en varias ocasiones.
R Las alucinaciones son imágenes falsas que se crean en la mente sin que existan realmente los objetos que representan. En este caso, no comparto la reflexión de Sacks. El arte rupestre reproducía con fuerza una variedad de formas que plasmaban la realidad de aquel momento. Veo poco probable que las alucinaciones influyeran en el hombre prehistórico.
P Nuestro cerebro consume
el 20% de la energía total del cuerpo. Pero cuando estamos muy concentrados en una tarea, paradójicamente, gasta muy poca. Entonces,
¿para qué la necesita?
R Bueno, no sabemos con certeza que ocurra lo que dices. Sí tenemos claro que el cerebro es el órgano del cuerpo humano que más energía necesita, en todo momento, para mantener activas las neuronas y las redes que se crean entre ellas. El trabajo que realizan resulta tan extenuante que, como puedes comprender, se ven obligadas a consumir gran cantidad de nutrientes, azúcares y oxígeno. Por poner un símil, sería como echarle gasolina a un coche.
P ¿Qué ocurre en mi cerebro cuando aparentemente me pierdo mirando las musarañas?
R Nunca se nos va el santo al cielo, te lo aseguro. Parece que perdemos la mirada, nos quedamos en blanco, pero en realidad, el cerebro ha iniciado un proceso de búsqueda y registro de la información que necesita, en ese instante, por algún motivo. Y hace su labor con mucha rapidez, en milésimas de segundo la concreta. El cerebro nunca para, siempre está activado.
P ¿Por qué la especie humana es la única que tiene adolescentes? ¿Qué cambios neuronales se experimentan en esa etapa vital?
R A diferencia del resto de animales, la infancia y adolescencia representan dos etapas clave de nuestro ciclo vital. Esto ocurre porque disponemos de cerebros muy grandes que necesitan desarrollarse poco a poco. Vamos recopilando información del exterior, lo que llamamos cultura, al tiempo que se van transformando nuestras redes neuronales. Con 15 años, ya hemos aprendido más que un perro o un chimpancé. En la madurez, ya hemos perfeccionado una conducta complejísima y estamos preparados para afrontar cualquier situación adversa que se produzca en el mundo.
P También es un apasionado de la arquitectura. ¿Viviría en una casa inteligente, es decir, que pensara por usted?
R Me parecería aburrido. Pero he pasado largas temporadas en casas construidas por grandes arquitectos. Sin ir más lejos, en Chicago viví en una que edificó Mies van der Rohe. Además, escribí Y el cerebro creó al hombre mientras estaba alojado en otra diseñada por el arquitecto Richard Neutra. Alguien dijo una vez que la arquitectura es música congelada. Estoy de acuerdo. La armonía y elegancia que expresa un espacio bien definido me generan toda una serie de sensaciones que estimulan mi capacidad de reflexión y el deseo de escribir.
P ¿Abusar del uso de las redes sociales, tipo Facebook, atrofia la empatía?
R La verdad es que eso lo averiguaremos con el tiempo. Cuando entablamos una relación con otra persona, escuchamos sus palabras, prestamos atención a los gestos, es decir, hay reciprocidad comunicativa. Se crean sensaciones beneficiosas para ambos que posibilitan establecer un vínculo afectivo. Me parece interesante el uso de redes sociales como Facebook o Twitter, pero siempre que no caigamos en la tentación de creer que lo virtual sustituirá la realidad física. Resultaría espantosa la idea de vivir en un mundo donde solo existieran pantallas de ordenador.
P Por sus palabras, deduzco que una lengua extranjera siempre se aprenderá mejor con un profesor que mediante el e-learning.
R Desde luego, porque se produce la empatía que comento. Hay una comunión de emociones entre el alumno y el profesor imprescindible para desarrollar con éxito tanto el aprendizaje de idiomas como de cualquier otra materia.
P Mediante imágenes escaneadas de alta resolución, un grupo de neurocientíficos del Instituto Max Planck de Alemania logró, en 2007, leer el cerebro de varias personas y, gracias a ello, anticiparse a sus actos. Si se llega a perfeccionar algún día dicha técnica, ¿podríamos evitar en el futuro que los criminales
cometan delitos?
R Con este avance se abre una puerta muy interesante para la ciencia ficción. Este caso que comentas guarda similitud con el argumento de la película Minority Report, pero la realidad demuestra que nunca lograremos adelantarnos a los delitos que cometan
algunas personas.
P La fusión del hombre y la máquina empieza a ser una realidad. ¿Quién asumirá la responsabilidad del accidente involuntario que provoque una prótesis mecánica, el cerebro o el ordenador responsable de interpretar mal sus señales neuronales?
R Ambos tendrán parte de culpa. Nuestros genes se entremezclan con la cultura que hemos ido desarrollando generación tras generación, y crean una realidad indivisible. Caeríamos en un error si separáramos lo uno de lo otro.
P ¿Qué pensamientos y recuerdos le gustaría controlar si viera funcionar su cerebro por dentro? El neurocientífico y fundador de la empresa Omneuron, Christopher de Charms, afirma que vamos a ser la primera generación capaz de conseguirlo.
R A mí no me llama la atención controlarme visualmente, aunque sí creo que podría resultar útil en el campo clínico. Como ser humano, gozo de inteligencia; además, he recibido una educación y pienso sobre cosas para estudiarlas, resolverlas, me concentro en ellas abstrayéndome de lo demás. Genero ideas a las que tengo acceso, en mi cabeza, sin la mediación de técnicas de resonancia magnética alguna. Como decía, no encuentro utilidad personal al control visual.
P Hablemos ahora de la relación entre las neurociencias y la economía. ¿Considera acertado afirmar que los agentes con más éxito de Wall Street son personas que sufren trastornos mentales?
R Mira, si quieres ganar dinero en la Bolsa, debes ser una persona inteligente, con gran capacidad de planificación, inmune a la ansiedad y de carácter tranquilo, que no te afecten mucho las pérdidas. Entras en un juego de riesgos; por tanto, conviene mantenerse firme y espantar la sensación de miedo. Lo de sufrir trastornos mentales poco ayudaría a ganar dinero.
P La imitación es clave en el proceso de aprendizaje humano. Si, por sorpresa, desaparecieran todas mis neuronas espejo, ¿perdería esa capacidad para imitar?
R Empezaremos por definir este tipo de neuronas. Se llama neuronas espejo a un cierto tipo de neuronas que se activan cuando una persona repite la actividad que está viendo en otra.
Entran en funcionamiento al ver alguna acción o emoción en el otro, que sentimos como propia. Por lo tanto, dichas neuronas demuestran que aprendemos imitando. No sabemos qué podría ocurrir si de un momento a otro desaparecieran, sin más, del cerebro; bastante trabajo nos cuesta ya entender cómo funcionan.
P Recuerdo un estudio centrado en personas cuya tarea consistía en ver comedias para analizar después el impacto que provocaban en la audiencia. Pues bien, se descubrió que estas personas, contratadas para reír habían generado emociones positivas, sufrían menos enfermedades
y se declaraban felices.
R Sí, desde luego. Conozco muy bien lo que comentas. Sabemos con seguridad que albergar sentimientos positivos mejora nuestro estado físico y mental. Y resulta contagioso. Por imitación, consigues que la gente de tu entorno también empiece a gestar un estado mental paulatinamente dominado por el optimismo y la alegría.
P Tiempo atrás, el investigador Joaquim Fuster, actualmente en la Universidad de California en Los Ángeles, me comentó que el aprendizaje de idiomas está demostrando que ayuda a prevenir el alzhéimer. ¿Qué opina al respecto?

R Estoy de acuerdo con él.
Aprender un idioma, lo mismo que leer un libro, pintar un cuadro, etcétera, obliga a nuestro cerebro a poner en marcha las neuronas y de esa forma va retrasando, consecuentemente, el envejecimiento del cerebro. También podría dar otros consejos útiles que combaten la aparición del alzhéimer: evitar el estrés, mantener controlado el colesterol y caminar durante media hora tres veces por semana.
Y lo que considero todavía más importante: vuelca todo tu cariño en los demás y déjate querer. La interacción emocional mantiene en una forma excelente la salud del cerebro. Ahora bien, desconocemos la predisposición genética a padecer la enfermedad, y a partir de ese punto, toda prevención resultaría poco útil.
P ¿Con la publicación de su nuevo libro, Y el cerebro creó al hombre, queda resuelto el misterio de la conciencia humana?
R No podría asegurarlo, me equivocaría. Eso sí, considero que mis investigaciones neurobiológicas representan un avance considerable. Sabemos que el cerebro empieza a forjar una mente consciente en el tronco encefálico.
La mente consciente es el resultado del funcionamiento bien articulado de varias zonas cerebrales; es como una orquesta que al principio no tiene director; el propio concierto crea al director. Dentro de la enorme complejidad del cerebro, la médula espinal, el cerebelo y el hipocampo no son esenciales en la elaboración de la mente. Sí lo son la corteza cerebral y el tronco encefálico, que, además, están obligados a cooperar entre sí.n
Rafa Mingorance
Fotos: María José Rasero

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Rafael Mingorance