San Martín nos aproxima así a los denominados hiposexuados: personas con una orientación sexual determinada –pueden ser homo, hetero o bisexuales–, pero que tienen bajo mínimos su deseo, y por tanto, apenas se masturban o hacen el amor. En algunos casos, esta tendencia puede obedecer a algún trastorno orgánico (hipogonadismo, déficit en la producción de testosterona, uso de drogas o fármacos que producen castración química…); pero en la mayoría, señala San Martín, es un abandono progresivo: “Puede que vivamos mucho tiempo sin actividad sexual. Un proceso psicológico u orgánico te va llevando a un estado de deseo sexual subliminado, desaparecido”.

Redacción QUO