Pero la seducción que propone el Centro Psicológico Mente y Salud es un método de comunicación y, como tal, puede aprenderse. La primera regla, y la más elemental, es asumir que no es lo mismo seductor que mujeriego. Por eso, todo aprendiz de la seducción debe saber, en primer lugar, que ligar requiere sutileza, que sus dotes de macho alfa no siempre garantizan una vida sexual tan satisfactoria como cree, sobre todo porque los tiempos de Giacomo Casanova ya pasaron y la mujer quiere también tomar el control. Por eso está de más descalificar a una mujer por tomar la iniciativa.

La psicóloga Verónica Huerto adelanta algunas otras habilidades que componen este peculiar método de la seducción en el siglo XXI:

  • No confundir seducción con agresión o avasallamiento
  • Adquirir una buena autoestima y cultivar el pensamiento positivo
  • Sentirse “una naranja entera”, sin necesidad de buscar otras medias como complemento
  • Despertar el deseo a base de complicidad y atracción mutua
  • Respetar el espacio que tu pareja te marque
  • Aprender a intuir cuándo ha llegado el momento de la caricia o del beso
  • Detenerse en los detalles
  • Cuidar los ritmos
  • En la seducción, como en todo proceso de comunicación, debe haber siempre una ida y vuelta de mensajes
  • Recurrir al lenguaje no verbal y conocer las claves para descifrar cada gesto o movimiento
  • Conocer aspectos tan íntimos como el perfume corporal propio.

¿Cualquiera puede convertirse entonces en galán? La opinión de Huerto es que tomando como base las lecciones básicas, el resultado va a depender de las habilidades y dotes innatos de cada persona: “Haciendo honor a la canción de Frank Sinatra My way, cada persona tiene su propia manera, peculiar y especial, de seducir y de ser seducida/o”.

Redacción QUO