Los cereales del desayuno tienen doble crítica: demasiados hidratos de carbono de consumo rápido y fuente potencial de la nociva acrilamida. Lo ideal es un desayuno rico en proteínas. Sobre todo, si son de alta calidad, como las de la soja, que contribuyen a mantener el apetito a raya y, en consecuencia, a que no se descontrole la báscula. A lo que hay que sumar los numerosos beneficios para la salud que aporta esta legumbre. El problema de la soja es que confiere a los productos que la incorporan en las cantidades suficientes un sabor y una textura, digamos, poco seductoras. La solución puede que resida en los “cereales de soja” desarrollados por investigadores de la Universidad de Illinois, que, tras crear un producto elaborado con harina de soja, de bajo contenido en grasas y rico en fibra y proteínas de las mejores, han conseguido a base de experimentar con distintos saborizantes y edulcorantes un producto lo suficientemente tragable como para superar los primeros tests de aceptación realizados a los consumidores.

Redacción QUO