Las casas del Proyecto Gaia, una serie de viviendas “ecológicas” promovidas por varias asociaciones de arquitectura, están llenas de soluciones de este tipo. No pretenden epatar, ni ser las más bonitas, ni las más grandes, ni las que más huecos para guardar cosas tengan, pero sí las más razonablemente ecológicas. Repartidas sobre todo por el Levante español, su primera premisa es estar realizadas en gran parte con productos reciclados y reciclables. Es decir, con aquellos obtenidos de otros existentes. El segundo requisito es que los materiales utilizados provengan del desecho. Y el tercero, que puedan ser empleados una vez finalizada la vida útil del edificio. Pero hay más: el acondicionamiento térmico es fundamental, si se tiene en cuenta que el 50% del consumo energético de una vivienda está ligado a su protección térmica.
En España, Luis de Garrido y Belinda Tato son dos de los varios abanderados de la arquitectura sostenible. El primero es la cabeza visible del Proyecto Gaia, mientras que Tato y su estudio, que se llama Ecosistemas Ur­banos, tienen en el madrileño barrio de Vallecas su proyecto estelar. El Ecobulevar, como denominan al “ingenio”, consta de tres “árboles de aire”, es decir, tres estructuras circulares en las que los ciudadanos de la zona desarrollan diferentes actividades. Pásate si puedes por el Ensanche de Vallecas para verlo. Comprobarás la magnificencia de esta formación, seleccionada para el premio Mies van der Rohe. “Al estar dotada de placas solares, produce un excedente de energía que es vendido a las compañías eléctricas. Cada uno de estos ‘árboles’ genera unos beneficios de 6.000 euros al año”, explica Michael Moradiellos, de Ecosistemas Urbanos.

China como ejemplo
¿Dónde está la localidad perfecta? ¿Existe? Casi. En la isla de Dongtan, en la desembocadura del río Yantse, frente a Shan­ghái (China), se levantará la primera ciudad sostenible del mundo. Tendrá una superficie estimada de 8.400 hectáreas, y una población de 50.000 personas en el año 2010 y 500.000 en 2040. Diseñada por el arquitecto chileno Alejandro Gutiérrez y ARUP, un estudio londinense, tendrá cero emisiones de gases contaminantes y su objetivo será integrar las viviendas con zonas de trabajo, ocio y zonas verdes, de forma que no sea necesaria la utilización del transporte privado. La declaración de intenciones se completa con un trazado de la ciudad orientado al sol y el uso de materiales y energías renovables que permitan un ahorro del 66%. En total, se evitarán 750 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que supondrá 22 millones de dólares anuales de ingresos si se venden los derechos a países con necesidad de cumplir el Protocolo de Kioto. ¿Quimera? ¿Realidad? Mientras se deshoja la margarita, no dejes de acercarte en invierno al sol que más calienta, y en verano al árbol cuya sombra mejor te cobije. Así, ahorrarás energía.

Redacción QUO