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Imágenes como esta nos chocan y nos hacen preguntarnos cómo el hombre todavía no es consciente de la enorme responsabilidad que tiene con la naturaleza y con las generaciones venideras. A lo largo de los siglos, los indígenas han sufrido una persecución sin pausa, y aun así siguen siendo los primeros en movilizarse y luchar por algo suyo y nuestro, la Tierra.

Deberíamos fijarnos más en este grupo de hombres y mujeres que no cesan en su empeño por preservar el gran pulmón de la Tierra: el Amazonas. Un paraíso de ríos, bosques y montañas que está enfermo por culpa de la mano del hombre, de las talas masivas y los fuegos que están rompiendo el equilibrio de un hábitat que nos proporciona buena parte del oxígeno que nuestro planeta necesita para sobrevivir.

Redacción QUO